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humilladero

Lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos, con un pilar, una cruz o una imagen.
Se dice del “Humilladero” a un monumento con pilar o pilares de forma apuntada. Habitualmente tenían como misión ser el punto final de los Via Crucis, punto de oración para los caminantes y también eran utilizados inclusive, en ocasiones , para “degollar o castigar a los malhechores.

Es también esta curiosa contrucción, parecida a los cruceiros, teniendo algunos forma de cruz , e instalándolos en la entrada de los lugares para hacer oración.

Humilladero proviene del latín “humilde-humildad” y tenían mala fama, por hallarse en su mayoría en lugares solitarios y de ahí el carácter insultante de la frase “ llevar al humilladero”.

Hizo también a veces funciones de “rollo” de justicia, pero siempre fue un lugar devoto que se solía enclavar a la entrada y salida de los pueblos o junto a los caminos, con un solo pinar, con una cruz o con una imagen.

En Aragón han sido llamados los humilladeros “pilones o peirones”, siendo donde se castigaba con el cepo a los infractores de algunos delitos, como la caza furtiva menor, “en las tierras del Señor”

Estas cruces o pilares, tienen un significado diverso. En algunas ocasiones servían de "rollo" al que se ataba a los condenados para ser expuestos o para recibir un castigo y en otras, se colocaban en lugares donde la gente arrojaba basuras (muladares), para que dejaran de hacerlo.
En cualquier caso cuando una procesión llegaba a su altura, los hombres se arrodillaban (se humillaban)


Referencias:

En Almonacid es antiguo Humilladero, es de origen gótico, aunque está reconstruido en el siglo XVI. Se encuentra junto al camino de Zorita, algo más allá del convento de las monjas. Está formado por cuatro recios pilares que forman una cúpula apuntada, siendo de este estilo los arcos que unen entre sí dichos pilares. Este edificio no fue utilizado como aún se cree, para degollar o castigar a los malhechores, ya que tenía una misión religiosa, siendo el punto o estación final del Vía Crucis, y habiendo allí siempre un punto de oración para los caminantes.

El término Humilladero

Vamos a ver que significa el término Humilladero, cual es su significado, ya que aparece en las Actas Capitulares y Libros de Propios del Ayuntamiento desde 1600.
En el Diccionario de Esteban de Terreros, de 1787 lo define como capilla, ermita, edificio o lugar con alguna cruz o imagen, que suele estar a la entrada de los lugares para hacer oración.

El Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana de Corominas, de 1954, nos indica que proviene del latín, de humilde-humildad y que la derivación humilladero
tenía mala fama, por hallarse en un lugar solitario y de ahí el carácter insultante de la frase "llevar al humilladero", que a mi entender enlaza con la función de rollo de justicia, lugar donde se demuestra que se ha hecho justicia, como luego
veremos y no tiene mas connotación negativa que la vergüenza de poder ser reo de justicia y ser expuesto como tal y no otro sentido ligado a lugar solitario. Por último, en la edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española de 1992, se define Humilladero como lugar devoto que suele haber a la entrada o salida de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o una imagen. Perviven aun cruces de humilladero en varios pueblos de la provincia, en lo que fueron los caminos de entrada, por ejemplo en Coin, Cártama o Marbella.


El significado de esta denominación castellana, humilladero, puede provenir de ser aquel el lugar donde se castigaba con el cepo a los infractores de algunos delitos, como la caza furtiva menor, en las tierras del Señor. A pesar de las similitudes de las definiciones hay que puntualizar, como me hizo ver José Miguel Simón, colaborador habitual de la revista Oriche (de Loscos), que los humilladeros castellanos, por estar a veces cubiertos por espléndidas construcciones al modo de capillas abiertas, no tienen la misma concepción que tenemos nosotros de nuestros pilones o peirones.




Peirones Construcciones con historia
En Aragón se llama peirones a las columnas u obeliscos religiosos (en castellano denominados humilladeros o rollos). Se solían construir a un lado de los caminos, cerca de los pueblos, y sostenían una cruz (cruceros) o imagen en una o varias capillas (peirones), donde las gentes se arrodillaban o rezaban al santo o virgen a cuya advocación estaban consagrados. En Blesa se usa el término pilón, que muy bien puede ser una corrupción del término peirón, aunque ninguno de los dos está recogido en el Diccionario de la Lengua Española con este sentido.

La finalidad de la construcción de los antiguos pilones tenía carácter religioso o supersticioso, pues unían al sentido del lugar donde realizar rogativas o dar gracias, el de hito simbólico que protegía al pueblo y sus gentes guardando los caminos de acceso. También los hay conmemorativos de hechos o muertes, y también sirvieron de referencia a los caminantes en las vastas tierras. Además de las finalidades supersticioso-devocionales, hay autores que ligan su origen a la indicación de los lindes, como cruces de término, en especial si están en las afueras o en las divisorias de términos.

Son bastante comunes en los pueblos aragoneses (con predominio, al parecer, en Teruel y Zaragoza), y entre los pueblos vecinos de Blesa se encuentran en abundancia (Anadón, Rudilla, Piedrahíta, Loscos, Moneva, Moyuela, Huesa, Cortes, Plou, Josa,...).

Los peirones, también denominados pairones, son pilares o monolitos construidos en piedra o ladrillo que señalan, a la salida de una gran parte de los pueblos de Aragón -principalmente en Teruel y Zaragoza- un inicio o confluencia de caminos. Suelen terminar, en su parte superior, con una hornacina (a veces una cruz) decorada por la imagen de un santo o virgen.

Parece ser que la palabra aragonesa peirón no ha pasado al castellano, por cuanto no aparece documentada en ninguno de los diccionarios de la Lengua Española, siendo humilladero el término que le corresponde en su acepción castellana; es Covarrubias quien ya en 1611 da la clave de lo que es un peirón y el servicio que prestaba:

"HUMILLADERO”.
Cierta capillita sobre pilares y cubierta con techo, dentro de la cual está en medio, de ordinario, una cruz con la imagen de nuestro Redentor puesto en ella, o otra insignia devota de nuestra Señora o de algún santo. Y dixose assi por la devoción que tienen todos los fieles de humillarse passando por delante deste devoto lugar, comúnmente está en las entradas o salidas de los lugares al camino real o trillado. Otros humilladeros están descubiertos con cruzes de piedra sobre peañas de gradas. Y ni más ni menos nos humillamos a éstas y a las ordinarias, que suelen ser de palo, a las quales los caminantes, con más fundada religión, les arriman las piedras que los gentiles hazian quando en las encrucijadas las amontonaban al pie del padrón o piedra de la efigie de Mercurio, a do estavan esculpidas letras que declaravan para dónde yva cada uno de los caminos".

Con esta definición, podemos deducir fácilmente que los peirones eran monolitos levantados en lugares muy determinados, ahora ya de construcción, en los que antes se erigían otros más rústicos de "palo", con unas piedras amontonadas al pie, que marcaban los caminos y las encrucijadas y las gentes veneraban como altares a los dioses del lugar.

Asimismo, si seguimos consultando el Diccionario de Autoridades , ahora ya para el mismo término, nos encontramos:

"Humilladero. s.m. Lugar devoto, en el qual hai colocada alguna imagen de Christo Señor nuestro, de Nuestra Señora, de algún Santo, ú de la Santa Cruz: el qual suele estar en los caminos, o en los extremos de los Lugares. Diosele este nombre por que alli se postran los passageros para hacer oración. Lat. Devotus locus propatulus, vel vialis" (es decir, lugar devoto público, en lugar abierto, o de paso).

Veamos también lo que dice el ESPASA a este respecto:

HUMILLADERO
. (Etim.- De Humillar) m. Lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos, o en los pueblos mismos, con cruz o imagen.

HUMILLADERO
. Arqueol.

Este monumento que en Cataluña suele llamarse pedró, en Valencia peiró y en el resto de España cruz de término, consiste generalmente en unas gradas de planta circular o poligonal sobre las que se eleva un fuste rematado en nudo, macolla o capitel, que sustenta la cruz de piedra labrada en cantería.

Fue antigua costumbre en el reino de Aragón elevar cruces en conmemoración de fechas o acontecimientos, o como simples testimonios de piedad cristiana; generalmente junto a los caminos para fomentar la piedad de los viajantes, y a veces frente a monasterios y ermitas...",

es decir, que siendo una costumbre del reino de Aragón el levantar los peirones, ni tan siquiera hemos podido conservar o mantener en la lengua castellana el término peirón, frente a las voces humilladero, pedró o peiró.

Y continúa la citada obra relatando que

"no satisfechos los cristianos de la Reconquista con elevar templos, ermitas y cenobios, erigían estos humilladeros en caminos, deslindes, promontorios, calvarios y por doquier. En principio fueron sencillos monumentos y acabaron por ser verdaderas obras de arte gótico y renacentista que inmortalizaron los nombres de maestros canteros. Por desgracia, van desapareciendo al embate de los siglos y la incultura".

Desde la conquista de Daroca y su comarca en 1120, por Alfonso I el Batallador, es de suponer que ya se construían estos rústicos peirones, en los mismos lugares que ya ocupaban otros, mucho más arcaicos y que una gran parte de ellos aún perviven, incluídas las leyendas que los acompañan. No es pues de extrañar que los construídos en Valencia, tierra conquistada por los aragoneses cerca de ciento veinte años más tarde, fueran de fábrica más esmerada, de arte gótico e incluso renacentista y esté debidamente documentada su construcción, como así se dice, si continuamos leyendo, en la obra citada:

"En Tarragona y otros pueblos de Cataluña, como en algunos lugares de Aragón, y sobre todo en Valencia y Maestrazgo Castellonense perduran muchos de estos seculares monumentos, algunos de los cuales bien merecen especial mención.

La ciudad de Valencia no tuvo humilladeros o cruces de término hasta 1372. La primera que erigió fue la del camino de Barcelona (que aún se conserva), encargada a un picapedrero de San Mateo. En 1376 se construyó la cruz cubierta del camino real de Játiva, y a poco las de los caminos de Mislata, Grao y Cuenca. Todas fueron cubiertas y policromadas, y de dichos monumentos apenas quedan ya restos y vestigios".

Las definiciones para el término humilladero, como "lugar devoto que suele haber en las entradas o salidas de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o imagen", o "sitio con una cruz que suele haber a la entrada de los pueblos" , confirman la sinonimia entre peirón y humilladero.

VOX define el término humilladero, exactamente igual que lo hace la Real Academia Española; sin embargo, incluye también la voz "Peirón" como "m. Ar. Columna u obelisco con una o varias imágenes".
Finalmente es Rafael Andolz quien usa ya los dos términos pairón y peirón, de la siguiente forma:

- Pairón: "sust. masc. 2= Pilón con la imagen de algún santo o con la cruz en el límite del pueblo, ante el cual solía hacer novena y hoguera" (esta voz no figura en las ediciones anteriores).

- Peirón: "sust. masc. 1(alb) = pilar de piedra colocado a la orilla del camino con alguna imagen sagrada. 2 - (Otin) = humilladero".

Vemos, pues, que etimológicamente peirón deriva de "peiro", "Pedro" y "piedra"; así nos encontramos con las siguientes voces:

- Peirón, "linaje de los -. Familia infanzona aragonesa radicada en Zaragoza en 1639, según datos de la Real Audiencia de Aragón".

- Peiro es un "n. pr. ant. de Pedro", (9).

- Varios lugares de Galicia llevan el apelativo de Peiro.

"LOS PEIRONES “


La palabra peirón quiere decir límite. Se construían a las entradas de los pueblos, en los diferentes caminos. A veces se encuentran en puntos elevados que dominan grandes panorámicas.

Los que estaban en estos lugares estratégicos dominaban una gran extensión de tierra. De esta manera, eran muy visibles a mucha extensión de tierra. De esta manera eran muy visibles a mucha distancia y servían de orientación. Eran unas marcas para guiarse sobre todo en largos invierno, cuando la tierra estaba cubierta por la nieve durante semanas. A veces se colocaba incluso una luz para orientación en la noche.

Los peirones equivalen a los cruceros gallegos y a las cruces de término que se pueden ver en cualquier pueblo o ciudad de la Península, en las proximidades de los monasterios y otros lugares. El estilo de los peirones y la palabra misma, parece ser propio de los pueblos de Aragón.

Además de esta función de señal de orientación, tiene sobre todo un significado de carácter religioso. Están dedicados a un santo, a la Virgen, y en este lugar se celebraban algunas ceremonias religiosas como rogativas o la bendición de los términos.

ROGATIVAS

Se hacían cada año a cuatro de los peirones. La primera era el día 25 de abril, día de San Marcos. Las otras tres se hacían durante el mes de Mayo. Se iba a San Miguel, a la Virgen del Pilar y a Carragente.

La rogativa partía a la salida del sol y en ella se rezaba en latín la Letanía de los Santos. En esta letanía se hacen una serie de ruegos de carácter espiritual y otros que abarcan todas las necesidades humanas. Entre estas peticiones no podían faltar las referencias a la tierra y al cultivo de los campos, eje de toda la vida de nuestros antepasados. Así se pide al Hijo de Dios "Que te dignes dar y conservar los frutos de la tierra, te rogamos, óyenos".

Se hacían algunas otras rogativas en tiempos de grandes necesidades, epidemias y sequía. las rogativas a los peirones dejaron de celebrarse hacia 1965.

ESTRUCTURA DE UN PEIRON

Suelen tener cuatro partes: el Pie o base, el Pilar o cuerpo principal, la Cabecera y el Tejado.

El Pie está formado normalmente por tres escaleras o gradas de piedra, a veces una sola, por los cuatro costados.

El Pilar es la parte más alta. En los antiguos está construido con piedras talladas o irregulares y argamasa de cal. También se empleó el ladrillo a cara vista o enlucido. En el caso de Tornos, todos son de base cuadrada, en otros lugares puede ser también rectangular o circular.

La Cabecera es la parte donde se encuentra la urna del Santo o Virgen a quien el peirón está dedicado. Suele ser de ladrillo y separada del Pilar y del Tejado por aleros o salientes de ladrillo.

El tejado en forma de pirámide, a cuatro vertientes, se remata con una cruz de forja.


Denominaciones y definiciones
La palabra “pairón” o “peirón”, según Julián Fuertes Marcuello, “es de origen griego y significa 'límite'”2. Este autor localizó también la siguiente definición: “Provincialismo de Aragón (humilladero). Pilar con lápidas a veces o inscripciones conme-morativas, con cruces y pequeñas imágenes, que se hallan a la entrada de los pueblos y a la vera de los caminos”. En el diccionario de voces aragonesas de Jerónimo Borao se recoge la siguiente acepción: “Columna u obelisco que contiene alguna imagen y que se halla únicamente a la entrada de las aldeas: llámase también
pairón”

Definición que se aproxima a la dada en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE) cuando define humilladero como “lugar devoto que suele haber junto a las entradas o salidas de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o imagen”.

Definición que se ajusta perfectamente a lo que en Aragón se denomina peirón, aunque en este último caso no se define su forma concreta, pudiendo pues asimilar la definición de humilladero con lo que entendemos por peirón.

Pero la definición que hace Juan Francisco Esteban Lorente de humilladero aquilata bastante más lo que se conoce con ese nombre en Aragón:

“Construcción, a modo de quiosco o baldaquino, abierto por todos sus lados, que sirvió para albergar la picota o rollo, que se emplazaba junto al camino principal, alejado de los núcleos de población (...) por encerrar la picota en su centro, en él se ejecutaban las penas civiles de muerte y azotes, se exponían en las 'horcas' de picota las cabezas de los ajusticiados, y además se cumplían otras penas de infamia de sentido pseudorreligioso”.

En este sentido sería la presencia de la picota lo que definiría al humilladero aragonés.
Ateniéndonos a esta definición más restrictiva, a la hora de hablar del peirón de la cruz cubierta de Visiedo, preferiré en este caso no llamarlo humilladero, pues no me consta que en origen poseyera una picota o un rollo.

Mientras que si nos atenemos a la definición del DRAE cualquiera de los peirones de Visiedo podría denominarse humilladero.

A vueltas con el diccionario, cabe recordar como en la comarca del Jiloca no es extraño oír, refiriéndose a alquien que está parado o quieto en medio en lugar cuando debería estar haciendo algo, el reproche: “No estés ahí plantao como un peirón”.

En el DRAE el verbo pairar, procedente del occitano antiguo, se equivale a “estar quieta la nave con las velas tendidas y largas las escotas”, la cursiva es mía.
Una vez esbozados estos conceptos teóricos cuando nos movemos en el trabajo de campo vemos que la realidad cotidiana con la que nos encontramos es más pluriforme.
Así en Visiedo a algunos peirones se les denomina pilones y a otros peirones, sin que su forma influya a la hora de calificarlos. La razón de la distinta denominación quizás se establezca por la calidad de los peirones, pues mientras que a los de carácter más popular se les denomina pilones a los de mayor entidad arquitectónica se les denomina peirones.

En el presente artículo se mantendrá la denominación que las gentes de Visiedo les dan a cada uno de los peirones.

EL ORIGEN DE LOS PEIRONES

No es exagerado decir que los antecedentes más remotos de los peirones se podrían remontar hasta los mismos orígenes de la humanidad. El hombre siempre ha tenido la necesidad de humanizar el entorno que le rodea, de establecer unos hitos que impriman un orden al paisaje para hacerlo reconocible, para jerarquizarlo, delimitando así su área, su centro, su entorno.

La abundancia de cruceiros en Galicia y Bretaña siempre ha sido explicada como una pervivencia del mundo celta. Con la llegada del cristianismo los lugares, que habían sido considerados especiales, donde según las tradiciones anteriores se manifestaba la presencia suprahumana, fueron cristianizados con la construcción de ermitas o cruceiros.

Un antecedente más cercano son las aras romanas que se alzaban junto a las calzadas, de este modo aquel que se desplazaba por ellas podía realizar sacrificios en honor de los dioses, encomendándose a su protección. Luego estos lugares serían cristianizados. En el Museo de Pontevedra se conservan tres ejemplares de miliarios romanos, de los que Castelao sospecha que fueron coronados por cruces.

Alguna historia tradicional remonta el origen de los peirones a “los albores de la Reconquista”. Según esta teoría, conforme los pueblos eran tomados a los musulmanes se levantaban los peirones como símbolo de que el pueblo había pasado a poder cristiano. Aún sin negarle su posible verosimilitud, lo cierto es que no se conoce ningún peirón que halla sido datado en el siglo XII ni documento alguno que ratifique esta versión.

La difusión de los cruceiros y peirones aparece muy vinculada a la labor de las ordenes mendicantes, franciscanos y dominicos. En Visiedo no puede ser olvidada la presencia del venerable Pedro Selleras. Este padre franciscano, que había acudido a esta localidad a predicar la Santa Cuaresma, murió en olor de santidad el día 28 de febrero de 1622 en la casa que el procurador general de la Comunidad de Teruel tenía en Visiedo. Por ello en la iglesia de Visiedo se conserva un brazo del venerable padre franciscano. La fuerte impronta franciscana se ve reflejada en las advocaciones de algunos peirones como el del santo franciscano San Antonio de Padua o el mismo peirón de San Francisco(?). Por otro lado, la advocación del peirón de la Virgen del Rosario podría indicar la posible presencia de predicadores dominicos8.

FUNCIONES DE LOS PEIRONES
Ya he comentado la necesidad que ha sentido el hombre de establecer unos hitos en el paisaje con el fin de ordenarlo y jerarquizarlo. Esta función en muchos pueblos aragoneses la desempeñan los peirones, los cuales a la vez que sirven de referencia especial santifican el lugar que ocupan. En Visiedo la mayoría de los peirones dan nombre a las calles en las que se encuentran (Santa María, Rosario, Pilar, Desamparados, Peirón cubierto) así como a algunas partidas (los Santicos) .

Esta doble funcionalidad, al servir por un lado de marca espacial y por otro de lugar devocional, constituye la esencia de los peirones, imbricándose la una con la otra hasta el punto de que resulta muy difícil separarlas.

Habitualmente se sitúan a la entrada o salida de las poblaciones, junto a los caminos hacia las poblaciones circundantes, sirviendo de indicación del camino. Por ejemplo quien quisiera ir desde Visiedo a Perales debería seguir el camino junto al peirón de la Cruz Cubierta, a Alfambra el camino junto a los peirones de la Virgen del Pilar y más adelante encontrará el de San Antonio Abad, a Rillo siguiendo el camino que parte del peirón de la Virgen de los Desamparados, encontrando después el de San Isidro o en el camino a Fuentes aparece el de San Abdón y San Senén.
El caminante que por esos caminos se acercara a Visiedo al divisar los peirones sabría que se hallaba cerca de su destino. Pero junto a esta innegable función orientativa, estos peirones junto a la entrada de los pueblos para algunos también “simbolizan la fe cristiana de los mismos y se estimaban como una bendición de Dios y de saludo al caminante que llegaba, dándole a entender que se encontraba en tierra sagrada”.

Si nos fijamos en la orientación hacia donde se abren las capillas de los peirones de Visiedo, casi siempre lo hacen hacia el casco urbano o el camino, ésta parece indicarnos que a quien bendencían estos peirones no era tanto al que llegaba como al que salía de la población, que al partir de su conocido y seguro ambiente podía encomendarse al santo del peirón para que le protegiera en su camino o en sus faenas. Es algo semejante a la acción de santiguarse al inicio de un viaje que aún hoy es habitual entre los algunos creyentes.

Una vez iniciado el camino, a lo largo del trayecto un punto de especial importancia eran los cruces, donde uno podía perderse de no tomar la bifurcación adecuada.

Por ello los cruces y bifurcaciones de caminos son otro de los habituales lugares donde se sitúan los peirones. En Visiedo los peirones de los Mozos, de la Virgen del Castillo, el nuevo de San Cristobal se encontraban en cruces o bifurcaciones del camino. Pero los cruces de caminos o donde el camino se cruza con un río son lugares que poseen también un aspecto más trascendente, “es un lugar de encuentro entre los habitantes de los dos aspectos del mundo, lo visible y lo invisible. Es el centro del universo-aldea, los habitantes del otro mundo habitan en el espacio no urbano y los vivos en la aldea, y en la «encrucillada» se encuentran”.

En el mundo celta en los cruces “se veneraban a las diosas madres protectoras de la fertilidad de los campos”
.
Otros peirones por su estratégica situación se constituían en importantes referencias, situados en cerros dominando un vasto panorama eran visibles desde puntos bastantes alejados, sirviendo de referencia incluso cuando las fuertes nevadas hubieran borrado todos los caminos. En algunas ocasiones estos elementos eran únicamente orientativos como en el caso del pilón de Las Parras del Martín, en otros como en el peirón de San Cristóbal de Visiedo, han sido santificados, extendiendo la bendición del santo a todos los lugares desde donde fuera divisado.

Otros elementos donde el aspecto devocional y su función señalizadora conviven, son las velas o candelas que se ofrecían en algunos peirones, pues la luz de estas ofrendas devocionales podía servir de guía a los caminantes perdidos en la noche.

Los peirones poseen un marcado carácter conmemorativo, siendo, en algunos casos, una ofrenda para recordar una gracia concedida por el santo al que se le dedica.
En algunas localidades, como en El Pedregal (Guadalajara), se conocen quienes construyeron cada uno de los peirones.

Algunos se levantan para recordar una muerte, como el peirón dedicado en Camañas a Saturnio Benedicto, muerto en 1940 al explotarle una bomba. En Visiedo el peirón de San Cristóbal (nuevo), situado en el camino hacia la ermita de Santa Ana, aunque no conste en el mismo peirón, se construyó en recuerdo de Fermín Fernández, desaparecido en la guerra civil. Un fenómeno parecido son las cruces que hasta no hace mucho se levantaban junto a la carretera para recordar alguna muerte acaecida en esos lugares.

Un viajero inglés que a finales del siglo XVIII pasó por la zona de Daroca y Used señalaba como aquellos caminos no eran muy seguros pues en sus márgenes se encontraban multitud de lo que él consideró cruces de los asesinados en esos lugares. Quizás algunas de esas cruces que el viajero supuso fruto de truculentos crímenes se podían tratar en realidad de peirones.

También pueden ocupar el lugar de antiguas ermitas desaparecidas. En Visiedo el origen del peirón de San Cristóbal del cerro está relacionado con la existencia de una ermita dedicada a ese santo que se hallaba en el camino hacia Rillo, al igual que el peirón de Santa María indica el lugar que ocupaba la desaparecida ermita de Nuestra Señora de los Ángeles. Como lugar equivalente a las ermitas eran el marco donde serealizaban rogativas y otras ceremonias religiosas. Estas rogativas debían seguir un ciclo litúrgico pues en otras localidades se realizaban también en las mismas fechas.

Tres días antes de Santa Cruz (tres de mayo) se iba en rogativa al peirón de la Cruz Cubierta, y ese día se realizaba la bendición de los campos. Algunas informaciones indican que las rogativas del 3 de mayo también se hicieron en algún momento en los peirones de San Antonio Abad y de San Isidro. La bendición de los campos en la actualidad se hace ante el peirón de San Isidro el 15 de mayo. En los tres días previos a la Ascensión se celebraba la rogativa ante el peirón de los Santos de la Piedra. Los nueve días previos al 13 de junio se realizaba una novena ante el peirón de San Antonio de Padua. Otros peirones tenían un papel dentro de las procesiones.

Al bajar de la ermita de Santa Bárbara se canta ante el peirón la Virgen del Castillo una salve. Antes en la procesión del Corpus se llegaba hasta el peirón de Santa María, y en la de Viernes Santo hasta el peirón de San Francisco, también, llamado del Calvario, haciendo un alto ante el peirón de San Ramón; el día 7 de octubre se hacía procesión hasta el de la Virgen del Rosario y el día del Pilar se va hasta el peirón de esta advocación y se canta una salve.

Entre las devociones de los peirones de Visiedo aparecen los tradicionales santos protectores de la agricultura como San Abdón y San Senén o San Isidro, los dos San Antonio (de Padua y Abad), dos dedicados a San Cristóbal y otros a San Francisco y San Ramón. La Virgen bajo distintas advocaciones, (del Rosario, del Castillo, del Pilar, de Santa María y de los Desamparados) copa el resto de los peirones.

Los gozos y las coplas que se les cantan a los Santos de la Piedra, San Abdón y San Senén, sirven para ilustrar cuáles eran las preocupaciones de las gentes de Visiedo: se comienza pidiendo el agua, pero se solicita que sea menuda, luego se solicita la protección de los campos, para pasar a narrar la vida de los santos y su papel como abogados de Visiedo, después se pide protección ante
las tormentas y el granizo, para concluir finalmente con la despedida. Quien vivió en Visiedo la tormenta del pasado 18 de julio o contemple el peirón de San Francisco afectado por un rayo, no necesitará mucho más para entender la devoción que en esta localidad se profesa a los Santos de la Piedra y a Santa Bárbara.
Si deseas complementar esta información de los humilladeros, paseando por las picotas o rollos de los pueblos de la Alcarria... no dudes en pasar por este vínculo de uno de los artículos del blog de "Mi Alcarria" ... Seguro te gustará. Pulsa en esta referencia:

5 comentarios:

Manuel dijo...

Amigo, tu artículo es muy bueno y completo.
Enhorabuena por el blog.
Manuel

Anónimo dijo...

gracias por clarificar el concepto de humilladero, que no estaba en wikipedia. podría aprovechar y ponerlo allí también

Lector/Escritor dijo...

Los peirones en Castilla o León quizás sean los rollos de justicia.Se ha hecho un comentario aquí en apogeo e influencia del arabismo sobre la proyección americana hispano portuguesa de los arabismos e influencia árabe;se hablaba del sincretismo indígena con las culturas de la negritud e hispano portuguesa y la componente hispanoárabe que llevaría, se citaba el Samba algo importante en Brasil y su proyección cuyo origen es Bahía y concretamente el barrio de Pelourinho en Bahía.Pues bien pelourinho es la forma lusa del rollo de justicia castellano y que ocupó distintos lugares en el casco histórico de Bahía, dando nombre a esa zona típica que ahora debe de ser también patrimonio de la humanidad.

Tomás Morales dijo...

Felicidades por el blog, esta completo, muchas gracias

Unknown dijo...

El informe de Juan Francisco Esteban Lorente junto con la foto subsiguiente coinciden perfectamente con la forma y función del humilladero descritas por María de Zayas en su novela amorosa “La fuerza del amor” (1637). Esta información es muy útil a la hora de enseñar esta novela a mis alumnos de la U de Florida. ¡Mil gracias! Francisco