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la influencia árabe en nuestro lenguaje

Os publico en este apartado un tratado muy especial y atractivo... que ahonda e ilustra como nadie sobre la "influencia árabe de la lengua española"... y por ende refleja los orígenes de nuestra lengua "alcarreña". Esta rescatado del tema V del libro de Rafael Lapesa Hª de la Lengua España.

Espero que disfruteis buceando por sus descripciones, recordando al tiempo vuestra propia historia a través de la forma de expresarse de nuestros nuestros mayores... y que en parte, la continuamos nosotros utilizando "sin pensarlo" un número inmenso de arcaísmos cuyo orígen árabe desde siempre han estando presentes y siguen estando vivos en nuestro léxico hoy en día.





temas:* la civilación arábigo-española
* el hispano árabe y sus variedades
* vocabulario español de origen árabe
* toponimia peninsular de origen árabe
* fonética de los arabismos
* aspectos morfológicos y sintácticos del arabismo
* arabismo semántico, fraseológico y paremiológico
* apogeo y decadencia del arabismo

LA CIVILIZACIÓN ARÁBIGO-ESPAÑOLA.
Cuando empezaba a consolidarse el aluvión germánico en Occidente, las tribus dispersas de Arabia, electrizadas por las doctrinas de Mahoma, encontraron un credo y una empresa aglutinante: la guerra santa. En menos de medio siglo se adueñaron de Siria, Persia, el Norte de África y Sicilia; en siete años conquistaron España, y a continuación casi todo el Mediodía de Francia. Frente a la Europa cristiana y romano-germánica se alza el Islam, rival a la vez que estímulo y complemento. Dos civilizaciones que sostendrían en España una contienda prolongada y decisiva.
Los árabes, sirios y berberiscos que invaden la Península no traen mujeres: casan con hispano-godas, toman esclavas gallegas y vascas. Entre los musulmanes quedan muchos hispano-godos, los mozárabes, conservadores del saber isidoriano: unos consiguen cierta autonomía; los más exaltados sufren persecuciones y martirio; otros se islamizan; pero todos influyen en la España mora, donde se habla romance al lado del árabe, cunden relatos épicos sobre el fin de la monarquía goda y personajes mozárabes relevantes, se cantan villancicos romances y nace un tipo de canción lírica, el zéjel, en metro y lenguaje híbridos.
Córdoba se convierte en el centro de una brillantísima civilización islámica; florecen la agricultura, industria y comercio. La vida refinada; el lujo y los festines alternan con la música, la danza y la poesía más exquisita. Califas y reyes de taifas reúnen copiosas bibliotecas, como la de Alhákem II, y protegen a los sabios. En Oriente, los árabes recogen las matemáticas indias, la ciencia y la filosofía griegas, e imprimen a todas sello propio.
En la Península, los primeros influidos por la cultura musulmana son los mozárabes; aun los que siguen profesando el cristianismo escriben a veces en árabe y suelen tomar nombres árabes. Les siguen los cristianos del Norte, movidos por los emigrados que acogen en sus reinos. En los siglos X y XI abundaban en León y Castilla nombres como Abolmondar, Motárrafe, Ziti, Abohamor; había quien indicaba el linaje anteponiendo ibn 'hijo de' al nombre paterno, según la costumbre semítica; así se formaron apellidos como Benavides, Benigómez. A la arquitectura ramirense de Santa María de Naranco sucede el predominio de la mozárabe. Sancho I de León va a la corte de los califas a que médicos andalusíes curen su obesidad; Alfonso V sostiene talleres donde se fabrican tejidos morunos; y el conde castellano Sancho García recibe a los legados cordobeses vestido a usanza mora y sentado en cojines.
Al avanzar la Reconquista, caen en poder de los cristianos Toledo (1085) y Zaragoza (1118), bien pobladas, con vida y tráfico intensos. Los mozárabes que las habitan están fuertemente arabizados y el contingente moro que permanece en ellas es muy numeroso. Los mudéjares y moriscos de las regiones que se van ocupando conservan sus creencias, instituciones, costumbres y lengua. El arzobispo don Raimundo funda en Toledo la célebre escuela de traductores, y Alfonso el Sabio reúne en su corte sabios judíos al lado de los letrados cristianos. El renacimiento europeo del siglo XII y la Escolástica traban conocimiento con Aristóteles, Hipócrates y Dioscórides por medio de Avempace y Averroes, Avicena y los botánicos árabes.



EL HISPANO-ÁRABE Y SUS VARIEDADES.El dialecto de los musulmanes andalusíes ofrecía peculiaridades frente a otras variedades del árabe. Dentro del Ándalus existían diferencias regionales y entre el uso urbano y el campesino. Tales dialectalismos eran propios del lenguaje vulgar, que incorporaba muchos préstamos romances tomados de los mozárabes. El lenguaje escrito procuraba mantenerse fiel al árabe clásico, o al menos al llamado «árabe medio», koiné bajo la cual se nota a veces la lengua hablada subyacente. Pero hubo poetas y géneros poéticos que cultivaron artísticamente el dialecto vulgar y aun la mezcla de árabe y romance: así ocurría en la muwaššaha o moaxaja y en el zağal o zéjel, géneros cuya invención se atribuye a dos poetas de Cabra, el ciego Muhammad ben Hammud o Mahmud, y Muqqadam o Mocádem ben Mu'afa, contemporáneo del emir Abdalá (muerto en 912). La elaboración poética del dialecto, con inserción de abundantes romancismos se ve ya en Muhammad ben Mas'ud (primera mitad del s. IX), pero culmina en el Cancionero de Ben Quzmán (h. 1080-1160), el más extraordinario poeta de la España musulmana.



VOCABULARIO ESPAÑOL DE ORIGEN ÁRABE.
El elemento árabe fue, después del latino, el más importante del vocabulario español hasta el siglo XVI. Sumando el léxico y los topónimos, no parece exagerado suponer más de cuatro mil formas .
1. La guerra proporcionó muchos términos: los moros organizaban contra los reinos cristianos expediciones anuales llamadas aceifas, y múltiples correrías o algaras; iban mandados por adalides; los escuchas y centinelas se llamaban atalayas y la retaguardia del ejército, zaga. Entre las armas figuraban el alfanje y la adarga; los saeteros guardaban las flechas en la aljaba; y la cabeza del guerrero se protegía con una malla de hierro o almófar. Fronteras y ciudades estaban defendidas por alcazabas, con almenas que resguardaban a los que disparaban desde el adarve. Novedad de los musulmanes fue acompañar sus ataques o rebatos con el ruido del tambor; sus trompas bélicas eran los añafiles. La caballería mora seguía otra táctica a la cristiana: ésta era más firme y lenta; aquélla, más desordenada y ágil. Los alféreces o caballeros montaban a la jineta, con estribos cortos, que permitían rápidas evoluciones, y espoleaban a la cabalgadura con acicates. Entre sus caballos ligeros o alfaraces había muchos de color alazán; la impedimenta era llevada por acémilas, y en los arreos de las bestias entraban jaeces, albardas, jáquimas y ataharres.

2. Los moros eran hábiles agricultores: perfeccionaron el sistema romano de riegos, que aprendieron de los mozárabes; de ahí los nombres de acequia, aljibe, alberca, azud, noria y arcaduz. En sus alquerías y almunias se cultivaban alcachofas, algarrobas, alubias, zanahorias, chirivías, berenjenas y alfalfa. Los campos dieron productos desconocidos en Occidente, como el azafrán, la caña de azúcar y el algodón. La paja de las mieses se guardaba en almiares, y en alfolíes el grano, que después se molturaba en aceñas y tahonas mediante el pago de la maquila; la aceituna se molía en almazaras. Cuando los vergeles europeos estaban casi abandonados a la espontaneidad natural, la jardinería árabe llegaba a gran perfección artística.
Los castellanos del siglo XV, al soñar con el anhelado rescate de Granada, no encontraban nada comparable a sus jardines: el Generalife era «huerta que par no tenía». En la España mora había patios con arriates y surtidores, azucenas, azahar, adelfas y alhelíes, encuadrados por setos de arrayán. Nombres arábigos de árboles son almez, alerce, acebuche; y hasta en la flora silvestre se introdujeron denominaciones como jara, retama, alhucema, almoraduj; las tres últimas en alternancia con las románicas hiniesta, espliego, mejorana.

3. La laboriosidad de los moros dio al español el significativo préstamo de tarea. De los telares levantinos y andalusíes salían tejidos como el barragán, de lana impermeable, o el tiraz, ricamente estampado; además se comerciaba con telas de Oriente: egipcio era el fustán y chino el aceituní que vestían las hijas del Marqués de Santillana. El verbo recamar y el antiguo margomar 'bordar' dan fe del prestigio que alcanzaron los bordados árabes. El curtido y elaboración de los cueros dejó badana, guadamacil, tahalí; los cordobanes fueron usados en toda Europa. Alfareros y alcalleres fabricaban tazas y jarras, mientras los joyeros, maestros en el arte de la ataujía, hacían ajorcas, arracadas y alfileres, o ensartaban el aljófar en collares. Muy estimadas eran las preciosas arquetas de marfil labrado. Entre los productos minerales que se obtenían en la España mora están el azufre, almagre, albayalde y alumbre; y el azogue de Almadén, topónimo que significa 'la mina'.

4. Había impuestos como aranceles y tarifas de aduana. Almacén, almoneda, zoco, alhóndiga, recua y el antiguo almayal, almajar 'arriero', recuerdan el comercio musulmán. El almotacén inspeccionaba pesas y medidas, de las que han perdurado muchas: arroba, arrelde, quintal, fanega, cahíz, azumbre. La moneda de los moros corrió durante mucho tiempo entre los cristianos; el primitivo maravedí era el dinar de oro acuñado en las cecas almorávides.

5. Las casas se agrupaban en arrabales, o en pequeñas aldeas. A la vivienda pertenecen zaguán, azotea, alcoba y su antiguo sinónimo alhanía; había ventanas con alféizar, partidas por ajimeces. Alarifes y albañiles decoraban los techos con artesonados y alfarjes; levantaban tabiques, ponían azulejos y resolvían el saneamiento con alcantarillas y albañales. El ajuar de la casa comprendía muebles de taracea, almohadas, alfombras, jofainas y utensilios de cocina como alcuzas y almireces. Entre los manjares figuraban las albóndigas y el alcuzcuz, y en la repostería entraban el almíbar, el arrope y pastas como el alfeñique y la alcorza.

6. Los moros vestían aljubas o jubones, almejías, albornoces y zaragüelles; calzaban borceguíes y babuchas. Rezaban cuando el almuédano, desde lo alto del alminar, tocaba la señal de zala u oración. En los ratos libres tañían la guzla, el albogue, el adufe o el laúd; se entretenían con el ajedrez, y los tahúres con juegos de azar (

7. Los cristianos españoles adoptaron instituciones, costumbres jurídicas y prácticas fiscales de los moros, con la terminología consiguiente: alcaldes y zalmedinas entendían en pleitos y juicios; el alguacil fue primero 'gobernador', según el significado del árabe a l - w a z ī r 'lugarteniente'; pero descendió más tarde a la categoría de oficial subalterno. En las testamentarías intervenía el albacea. Los contratos se formalizaban por medio de documentos o albalaes y para festejarlos había convites de robra o alboroque. El almojarife cobraba impuestos y alcabalas.

8. Las matemáticas deben a los árabes grandes progresos. El sobrenombre de Al-xuwārizmī, llevado por uno de sus más eminentes cultivadores, dio lugar a algoritmo 'cálculo numérico' y guarismo. Propagaron la numeración india, y con ella el empleo de un signo para indicar ausencia de cantidad; el signo en cuestión se llamó sifr 'vacío', de donde viene el español cifra . Iniciaron además el álgebra. En la alquimia fueron constantes investigadores: instrumentos como el alambique, la alquitara y la redoma; términos tan usuales como alcohol y álcali usados para obtener el elixir o piedra filosofal. Gran prestigio tuvo su medicina: la autoridad de Avicena fue reconocida en Europa hasta el siglo XVIII, un refrán español lo proclama supremo curador: «más mató una cena que sanó Avicena». En la terminología médica europea entró nuxá 'médula espinal', que a través del bajo latín nucha y quizá influido por el ár. nuqra 'cogote', ha dado nuca; calcos del árabe son duramadre, piamadre y bazo. La farmacia conserva jarabe, alquermes y muchos nombres de plantas medicinales. La astronomía alfonsí usó mucha nomenclatura arábiga; hoy tienen plena vigencia cenit, nadir, auge, acimut, etc., y numerosos nombres de estrellas, como Aldebarán, Algol, Rigel, y Vega.

9. No abundan los adjetivos: horro, mezquino, baladí, baldío, zahareño, gandul; los antiguos rahez 'ruin' y jarifo 'vistoso'; algunos de color, como azul, añil, carmesí, y pocos más. Del indefinido árabe fulān 'uno', 'cualquiera', procede fulano (esp. medieval fulán); y man kāna 'el que sea' dio origen a mengano. De verbos, aparte de numerosos formados sobre sustantivos y adjetivos, hay algunos derivados directamente, como halagar (xalaq 'pulir'), acicalar y el ya citado recamar. Partículas de origen árabe son marras, de balde, en balde, hasta (de hattá > esp. ant. fata, ata), la demostrativa he de he aquí, helo; las interjecciones hala, guay, ojalá, así como la antigua ya 'oh' («¡Ya Campeador, en buena cinxiestes espada!»), y alguna otra.

10. En el léxico español de procedencia arábiga escasean palabras referentes al sentimiento, emociones, deseos, vicios y virtudes. La religión cristiana apoyaba términos latinos, y el arabismo, cuando lo hubo, consistió en alguna acepción nueva. Casi sólo las manifestaciones ruidosas de alegría (alborozo, alboroto, albuélbola) y la ceremonia en salutaciones (zalema) dejaron huellas en la lengua de los cristianos. Sin embargo, hazaña desciende del árabe hasana 'buena obra', 'acción meritoria', con influencia posterior de fazer, y aleve, del ár. al-aib 'vicio', 'acción culpable'.

11. Como en tantos aspectos de su civilización, también en el léxico fueron los árabes afortunados intermediarios. Transmitieron muchas voces procedentes de diversas lenguas, y las amoldaron a su fonética igual que el español hizo con los arabismos. De origen sánscrito son, por ejemplo, alcanfor y ajedrez; los brahmanes de la India aparecen en el Calila castellano del siglo XIII con las formas albarhamiún y albarhamín de su original árabe. Del persa vienen jazmín, naranja, azul, escarlata; los helenismos son muchos: óryza > arroz, zizyphon > azufaifa, drachmé > adarme, ámbix > alambique, chymeia > alquimia, sikelós > acelga; y abundan las palabras latinas: [malum] persĭcum > albérchigo, modius > almud, castrum > alcázar. Las formas españolas son resultado de una doble adaptación: a la distancia que media entre el latín sitǔla o el griego thermos y los árabes as-setl, al-turmūs, se ha añadido la deformación que lleva de estos últimos hasta los españoles acetre, altramuz. Estas deformaciones permiten reconocer los vocablos y nombres geográficos grecolatinos que han pasado a través del árabe. Aparte del artículo árabe al, que suele anteponerse, la /p/, que no existía en árabe, fue sustituida por /b/ (praecoquus > albaricoque, [malum] persĭcum > albérchigo); la /g/ velar da a veces /ğ/ sonido análogo al de nuestra antigua j; palatal: Tagus > Tajo, port. Tejo. Fenómeno peculiar del árabe hispano es la imela o paso de la /ā/ a /e/ y luego a /i/; así Hispalis > * Hispalia dio Išbiliya, origen de nuestra Sevilla.

12. Cuando los árabes entraron en contacto con los hispano-godos sometidos, tomaron de ellos la /ĉ/ con que articulaban lo que había sido /ć/ latina ante /e/ o /i/. Los árabes conservaron en las voces hispánicas este sonido, incluso después que los mozárabes alternaran las pronunciaciones /ĉ/ y /ŝ/. A esto se debe el predominio de /ĉ/ en las transcripciones árabes de voces romances (aĉetaira 'acedera', ĉerasia 'cereza', riĉino 'ricino'), así como la abundancia de ch por c en topónimos de las regiones que pertenecieron al Ándalus: Conchel (Huesca), Alconchel (Zaragoza, Cuenca, Badajoz, Portugal), Conchillos (Zaragoza) de concĭlĭu; Escariche (Guadalajara), Escriche (Teruel) del genitivo Ascarici; Carabanchel (Madrid), Caramonchel (Portugal); Elche <> alfoz, al-xorğ > alforja (de ahí las alternancias alholí/alfolí, Alhambra/Alfambra); en ocasiones dan /g/ o /k/ ( al-arabiyya > algarabía, šaix > ant. xeque, mod. jeque); y no es rara la supresión total, sobre todo del ‘ain (‘arab > árabe; al-‘arif > alarife; al-‘ard > alarde), pero también de otras velares o laríngeas (tareha > tarea, xalūqui > aloque). Otra adaptación fue la de los masculinos que terminaban en consonantes o grupos que desde el s. XIV nuestra lengua no tolera en final de palabra: la dificultad se resolvió unas veces añadiendo una vocal de apoyo, como en los recién mencionados árabe, alarife, alarde y en as-süq > ant. azogue 'mercado' y zoco; ar-ratl > arrelde; al-ğib > aljibe, etc.

Otras veces la consonante árabe fue sustituida por otra tolerable en castellano ( al-muhtasib > ant. almotaceb > almotacén; al-‘aqrab > alacrán; rabāb > rabel) u omitida (rabé). Los nombres árabes que acababan en vocal acentuada o habían perdido la consonante que la seguía ofrecían un final entonces insólito en polisílabos nominales castellanos (sólo en la conjugación había formas canté, salí, cantó, salió); por eso tomaron frecuentemente una consonante paragógica, con la cual se asemejaron a tipos de sustantivo o adjetivo habituales en nuestra lengua: al-kirá > ant. alquilé pasó a alquiler según el modelo de mujer, esparver, canciller; junto a albalá (al-bará’)y alajú ( al-hašū) surgieron albarán y alfajor, concordes con las terminaciones romances -án y -or; al-bal lā’a y su variante al-bal lū’a dieron albañal o albañar y albollón, asimilados a los sufijos castellanos -al, -ar y -ón. Incluso arabismos en /-í/ la incrementaron con adición de consonante (al-banná’ > albañí > albañil; al-hurī > alholí, alfolí.

2. Una vez admitidos, los arabismos experimentaron cambios fonéticos propios del romance. La palatalización y ulterior asibilación de /k/ ante /e/, /i/ estaban consumadas cuando se introdujeron los más antiguos, y no les alcanzaron: la /k/ guarda en todos su articulación velar (miskīn > mezquino). Pero los diptongos /ai/, /au/ han dado /e/, /o/ en castellano y catalán, /ei/, /ou/ en gallego-portugués ( al-daia > cast. y cat. aldea, port. aldeia; as-saut > cast. azote, cat. açot, port. açoute) . Muchos préstamos viejos sonorizaron sus oclusivas sordas intervocálicas, como las voces latinas: al-qutūn > algodón, šabaka > xábega, jábega; ta’līqa > talega; sin embargo, el ta’ enfático y el qaf uvular eran total o parcialmente sonoros en el primitivo hispano-árabe.

También participaron los arabismos en la palatalización de /ll/ y /nn/ geminadas > /ļ/ y /ņ/: an-nīl > añil, al-bannā > albañil, an-nafīr > cast. añafil, cat. anyafil; el portugués ha reducido estas consonantes dobles a sencillas (añil, alvanel, añafil, almocela, igual que annu > ano y capĭllu > cabelo). El grupo /st/ (con sin o sad predorsales en árabe) fue interpretado en castellano como /ŝt/ y después reducido a /ŝ/ (escrita ç, c): musta'rib > moçárabe, al-fustaq > alfócigo; 'ustuwān > çaguán; el cambio alcanzó a las palabras grecolatinas transmitidas por los árabes: gr. mastiche, lat. mastĭcum > ár. almastika > cast. almáciga, Caesaraugusta > ár. Saraqusta > esp. Çaragoça, Astĭgi > ár. Estiğa > esp. Écija.

3. El español no ha incorporado ningún fonema árabe. Nebrija, observando que las antiguas /ŝ/, /š/ y [h] aspirada, escritas ç, x y h, no tenían equivalentes en griego ni en latín y sí en árabe, creyó procedían de éste. Pero se trata de una simple coincidencia: la evolución autóctona de ciertas consonantes y grupos latinos en español había producido los tres sonidos con independencia del árabe, aunque éste los poseyera también.

Se suele afirmar que el paso de /ś/ a /š/ (sapone > xabón, sucu > xugo) ha sido fruto de influencia morisca, pues el árabe no tenía /ś/ igual a la castellana y la transformaba en /š/; y la pronunciación morisca /š/ (moxca) está atestiguadísima hasta el s. XVII. Con todo, nuestra /ś/ adquiere de modo espontáneo un timbre chicheante que basta para explicar su frecuente sustitución por /š/; el influjo morisco sólo es probable en nombres geográficos del Ándalus, como Saetabis > Xátiva, Saramba > Xarama, y en algún arabismo claro, como xarabe, xarope.

4. Se ha apuntado la posibilidad de que la introducción de arabismos alterase la proporción de vocablos agudos, llanos y esdrújulos en el español y favoreciera tipos especiales de palabra. Será necesario comprobarlo mediante un estudio estadístico riguroso, que hasta ahora no se ha hecho; parece, no obstante, que el porcentaje de polisílabos agudos no verbales es mayor en las voces españolas de origen árabe que latino; no ocurre así con los proparoxítonos árabes, pues el cultismo literario y científico adoptó y adopta continuamente esdrújulos grecolatinos .

En cambio, es evidente la abundancia de arabismos polisílabos graves terminados en / ar/ (acíbar, albéitar, alféizar, aljófar, almíbar, almogávar, azófar, azúcar, nácar, nenúfar, etc.), estructura escasísima en sustantivos de otro linaje (néctar); y el gran número de agudos que acaban en z (ajimez, almirez, cahíz, rahez, marfuz, alfoz), raramente de origen latino (nariz, cariz), salvo sufijos de sustantivos abstractos (sencillez, timidez) o de adjetivos cultos (audaz, capaz, locuaz, voraz, feliz, atroz, veloz).


ASPECTOS MORFOLÓGICOS Y SINTÁCTICOS DEL ARABISMO.
1. En árabe el artículo al presenta normalmente al sustantivo, cualquiera que sea su género y número, tanto referido a entes determinados como entendido conceptualmente.
Los sustantivos españoles de origen árabe, en su mayoría, han incorporado a sus lexemas este elemento al sin valor de artículo, por lo que pueden llevar artículos y determinativos romances (el alhelí, un alacrán, estos alborotos) y conservar su al en la derivación (alborotar, alcaldada, acemilero, alevoso).
Los arabismos españoles reflejan la asimilación árabe del lam del artículo a las llamadas «letras solares» (dentales, sibilantes, /l/, /r/ y /n/): aθ-θumn > azumbre, ad-darga > adarga, as-saut > azote, ar-rabad > arrabal; pero no faltan casos con /l/ no asimilada a la «solar» siguiente (al-dai’a > aldea, al-turmūs > altramuz. La incorporación de al (o formas asimiladas) al lexema de los arabismos españoles contrasta con su ausencia en los arabismos del italiano (esp. azúcar, it. zucchero). Esta diferencia de trato ha sido objeto de interpretaciones poco convincentes .
Por contagio de los arabismos, palabras de otra procedencia han tomado al , a protéticos (lat. mena > ant. mena, mod. almena —acaso ya mozárabe—; *materinĕa > madreña, almadreña; ligustru > ligustre, aligustre); otras han introducido /l/ epentética en su sílaba inicial (amĭddǔla > almendra), o han trocado por /l/ en ella otra consonante implosiva (*admordiu > almuerzo, arbutěu > alborzo).

2. La terminación /-i/ ha pasado al español como parte integrante de adjetivos, sustantivados o no, de origen árabe (cequí, jabalí, maravedí, muftí, muladí, baladí, etc.), y sobre todo, como sufijo de gentilicios y otros derivados de nombres propios árabes (fatimí, yemení, marroquí). Con este valor sigue activo en español para nuevas formaciones (bengalí, iraní, iraquí, paquistaní, israelí).
Dos ejemplos de su vigencia a través de los siglos: en el XIII los sabios judíos que colaboraban en las empresas científicas de Alfonso X sugirieron un nuevo cómputo cronológico a partir de «la era alfonsí», forjando el derivado sobre un antropónimo no semítico; en 1951 Menéndez Pidal puso en circulación andalusí 'perteneciente o relativo al Ándalus' para distinguirlo de andaluz 'perteneciente o relativo a Andalucía'. Normalmente í en singular, íes en plural valen para masculino y femenino (hurí, huríes); pero hay ejemplos medievales de ía, ías: marroquía, ceptías, tortoxías.

3. La cuarta forma (voz causativa) de los verbos árabes se caracteriza por anteponer un álif (nuestra a) a la raíz trilítera, cuya primera consonante toma posición implosiva: a la forma básica hazina 'estar triste' corresponde la cuarta ahzana 'entristecer, afligir'; a karuma 'ser noble', akrama 'honrar a otro', etc.; a veces el álif es el único morfema causativo (māta 'morir', amāta 'matar').
De ahí que se haya atribuido a influjo árabe el valor causativo frecuente en el prefijo español a (aminorar, acalorar, ablandar, agravar, avivar), señaladamente en amatar frente a matar. Aparte de este caso, discutible, es preciso tener en cuenta que el prefijo latino ad , con su / d/ asimilada a la consonante siguiente, o perdida ante vocal en español, formaba multitud de verbos causativos: affirmare, aggregare, annotare, annullare, associare, adunare > aunar.

4. Semejante es el caso de los plurales hispanorrománicos los padres 'el padre y la madre', los reyes 'el rey y la reina', los duques 'el duque y la duquesa', los guardas 'el guarda y la guardesa', los hermanos, los hijos, etc., inclusivos de varones y hembras.
El que fuera de la Península no haya lengua románica donde tenga desarrollo tan amplio ha hecho pensar en influjo árabe; pero el latín conocía reges 'el rey y la reina', fratres 'el hermano y la hermana', filii 'los hijos y las hijas', y hasta patres como sinónimo de parentes. El arabismo, si realmente existió, no hizo sino corroborar la herencia latina.

5. En el Calila e Dimna, en otras versiones medievales castellanas de textos árabes y en la literatura aljamiada, se dan profusamente fenómenos que, atestiguados casi todos en la sintaxis románica, no llegan a ser norma en ella y sí en la arábiga; véanse algunos: se emplean preposición + pronombre personal tónico en lugar de pronombre átono («ayuntáronse las aves a él», «ya encontré a ellos» por 'ayuntáronsele', 'ya los encontré'), y de + pronombre personal en vez de posesivo («las pisadas dellos», «el cabdiello dellos»).
Abunda el posesivo pleonástico («su vida del hermitanno»). La frase relativa se introduce mediante un que cuya dependencia respecto al verbo introducido o respecto al antecedente se aclara después con una preposición + pronombre personal o con un posesivo («la jarra que yaze en ella muerte supitaña» 'en que yace, en que se oculta'; «la estrella que tú quisieres saber su lugar» 'cuyo lugar quisieres saber'). El sujeto impersonal se indica valiéndose de formas verbales de tercera persona, ya de plural («quando vieren en la tierra árbol grande..., es la tierra buena» 'cuando se viere'), ya de singular («tuelga las fojas e eche en ellas de los cominos e del orégano» 'quítense', 'échese'), o, más aún, utilizando la segunda persona de singular («quando esto conocieres, para mientes... al sennor de la faz»).
Es abundantísima la coordinación copulativa («et detove mi mano de ferir e de aviltar e de rrobar et de furtar e falsar. Et guardé el mi cuerpo de las mujeres, e mi lengua de mentir...»); y muchas veces, tras una oración subordinada la conjunción copulativa precede a la principal o al verbo de ésta («si non ha cuydado de su vientre, et aquel es contado con las bestias nesçias». La conjunción subordinativa que se repite tras inciso («e non fue seguro que, si me dexasse del mundo e tomasse rreligión, que lo non pudiera conplir»), etcétera.
Todos o casi todos estos ejemplos tienen paralelo en otras lenguas románicas y bastantes cuentan con precedente latino; a lo largo de la historia del español, desde el Cantar de Mio Cid hasta el lenguaje coloquial de hoy, se registran numerosísimas muestras de unos y otros, a pesar del freno impuesto por la norma culta, más racional que expresiva. No se trata, pues, de sintagmas prestados por el árabe; pero el arabismo, innegable en las traducciones medievales, hubo de contribuir a que tuvieran en la Península mayor arraigo que en francés o italiano.
Junto al factor árabe es necesario tener en cuenta el hebreo, ya que no pocos de estos rasgos son comunes a las dos lenguas y abundan en versiones castellanas de la Biblia; además, los traductores del árabe al romance solían ser judíos. Si hay modelos árabes de reflexividad expresada por medio de «en mi corazón», «con mi voluntad», los bíblicos son infinitos; recuérdese, de los Salmos, «dijo el necio en su corazón: no hay Dios».
De igual modo, si el acusativo interno y otras figuras etimológica son frecuentes en las versiones del árabe («bramó Çençeba muy fuerte bramido»), en las de la Biblia son característicos giros intensivos como «errando errará la tierra», «muchiguar muchiguaré tu semen» o, en el latín de la Vulgata, «desiderio desideravi» 'he deseado con vehemencia'. Huella sintáctica de convivencia medieval entre gentes de las tres religiones es la perduración de calla callando, burla burlando, yendo que íbamos, al pasar que pasé, etc., en el español posterior.

6. El orden de palabras normal en la frase árabe y hebrea sitúa en primer lugar el verbo, en segundo el sujeto y a continuación los complementos. Como en español y portugués el verbo precede al sujeto con más frecuencia que en otras lenguas romances, se ha apuntado la probabilidad de influjo semítico. La hipótesis necesitaría comprobarse con un estudio riguroso del orden de palabras español en sus distintas épocas y niveles, parangonado con el de las demás lenguas románicas, el árabe y el hebreo. Tal estudio no existe aún .



ARABISMO SEMÁNTICO, FRASEOLÓGICO Y PAREMIOLÓGICO
La penetración árabe en español tiene otras manifestaciones más recatadas que la incorporación de vocabulario o sufijos. Hay palabras y expresiones completamente románicas en cuanto al origen y evolución formal de su significante, pero parcial o totalmente arabizadas en su contenido significativo, pues han adquirido acepciones nuevas por la presencia mental de una palabra árabe con la que tenían algún significado común.
Así, el antiguo poridat tomó los sentidos de 'intimidad' y 'secreto' poseídos por los derivados del ár. xālasa 'ser puro'; casa significó 'casa' y 'ciudad' según uso del árabe dār; infante se concretó a significar 'hijo de noble', 'hijo de rey', apoyándose en el árabe walad 'hijo', 'niño' y 'heredero del trono'; acero valió 'filo agudo' y 'energía, fuerza', según el árabe dokra 'acero de la espada', 'agudeza del filo', 'vehemencia, fuerza'. Nuevas aparece en la Edad Media con los sentidos de 'acaecimiento, suceso', 'hazañas', 'renombre' y 'relato', 'noticia', existentes todos en los árabes hadīθ, hudūθ.
El árabe llama 'hijo de una cosa' a quien se beneficia de ella (el rico es ibnad-dunyā 'hijo de la riqueza'; el ladrón, ibn al-layl 'hijo de la noche', porque la noche favorece el robo); así se explica el primer elemento de hijodalgo, hidalgo, voz sinónima de 'hijo de bienes', según la definió Alfonso el Sabio. Dos de las palabras árabes (luğayn y waraqā) que significan 'plata' poseen acepciones originarias de 'hoja, follaje' y 'lámina'; a imitación suya el latín platta 'lámina de metal' tomó el valor de argentum en la Cataluña de los siglos X y XI, de donde pasó al resto de la España cristiana: el Poema del Cid ya no usa ariento, sino plata.
En ocasiones una misma palabra árabe ha dado lugar a un calco semántico y a un préstamo léxico: gāwara , que valía 'correr' y 'depredar', contagió este segundo sentido al español correr («agora córrem' las tierras que en mi empara están», Mió Cid, 964); de aquí el uso de corredor por 'depredador', que no impidió la introducción del arabismo léxico almogávar (<>
El empleo de señor como 'dueño' se extiende en esp. medieval y clásico a expresiones como «la señora de la trayçión» 'la traidora', «la señora del (buen) parecer» 'la bien parecida' (Zifar) o «una bacía de açófar... que era señora de un escudo» 'que valía un escudo' (Quijote): todas ellas calcan las árabes con dū, fem. dat 'el de', 'el que tiene', 'el poseedor o dueño' + genitivo. La locución adverbial con bien 'felizmente' corresponde a la ár. bi-xayr , hebrea betob ; y henchir o llenar el ojo a alguien 'agradarle, gustarle mucho, satisfacerle' traduce literalmente el ár. mala’al-‘ayna. Al adoptar la vida española prácticas religiosas o sociales de origen musulmán, se han reproducido con palabras romances las fórmulas árabes correspondientes.
Tal es el caso de las bendiciones «que Dios guarde», «que Dios mantenga», que antaño acompañaban la mención del rey o señor. La exclamación entusiasta «bendita sea la madre que te parió», el «si Dios quiere» con que se limita la confianza en los proyectos humanos al hablar del futuro, o el «Dios le ampare» que se dice al mendigo, son también, entre otros, traducción viva de fraseología arábiga . Por último, el refranero español se ha nutrido ampliamente de refranes árabes traducidos, adaptados o refundidos .




APOGEO Y DECADENCIA DEL ARABISMO. La suerte de los arabismos hispánicos ha variado según las épocas. Hasta el siglo XI, mientras la Península estuvo orientada hacia Córdoba, se introdujeron sin obstáculo ni competencia. Durante la baja Edad Media continúa pujante la influencia arábiga, aunque lucha ya con el latinismo culto y con el extranjerismo europeo.
Después se inicia el retroceso: Villalobos, en 1515, censura a los toledanos porque empleaban arabismos con que «ensucian y ofuscan la polideza y claridad de la lengua castellana». Nuevas técnicas, modas e intereses suceden a los medievales, y la cultura musulmana, en franca decadencia, no podía ofrecer nada comparable al espléndido Renacimiento europeo. Mientras los moriscos permanecieron en España, su vestido, costumbres y usos tenían valor de actualidad; desde su expulsión quedaron sólo como recuerdo.
Muchos términos árabes fueron desechados: alfayate, alfajeme no resistieron la competencia de sastre y barbero; el albéitar creyó ganar en consideración social llamándose veterinario, y el nombre de alarife se conservó únicamente en la memoria de los eruditos. Otros arabismos han sido recluidos en el habla campesina o regional. Pero la gran cantidad de los que subsisten con plena vida, muchos de ellos fundamentales, caracteriza al léxico hispano-portugués frente a los demás romances.

hogaza

* Pan grande de forma redondeada.
* Pan que contiene algo de salvado.

descripción:
Es un "pan" de masa blanda y que se caracteriza por un largo periodo de fermentación. Tiene gran aroma y sabor. Se trata de una pieza de aspecto rústico y de gran tamaño, de forma, generalmente redonda. ....

variedades:
"hogaza de candeal"

características:
Presenta una serie de resquebrajamientos superficiales. Es de color tostado claro, resaltando su aspecto rústico al poseer harina espolvoreada sobre su superficie. Se la conoce como Hogaza o Pan de León.

historia y distribución geográfica:

El historiador griego Strabon comprobó que las tribus astures, que poblaban León poco antes de Cristo, comían unos macizos panes hechos con bellotas trituradas.
Estos panes son el antepasado de la hogaza leonesa elaborada en la actualidad.
El pan de hogaza se hace desde hace siglos.

Tradicionalmente, la hogaza era elaborada por cada cual en su casa, la cual solía contar con un horno en el corral. Se amasaba y se cocía una vez a la semana, ya que se trataba de un pan que puede comerse hasta siete días después de su elaboración, sin un gran detrimento de su calidad.
En las tierras llanas del sur de la provincia, la hogaza se elaboraba con harina de trigo; mientras que, en las tierras de montaña, el pan se realizaba con centeno.

producción, elaboración y presentación:
La Hogaza se elabora artesanalmente y su fórmula de elaboración continúa siendo un secreto entre los artesanos que la elaboran.
La masa, base de su elaboración se consigue a base de harina de media fuerza, agua, sal, masa madre, levadura y mejorante.
El proceso comienza con el amasado de los ingredientes.
Se deja reposar la masa, fermentar, hasta que alcance el doble de su volumen.
Se pesa y corta en piezas.
Se forman los panes de manera manual.
Se dejan reposar las hogazas, a temperatura ambiente, durante unos 30-40 minutos.
Se cuecen las hogazas a una temperatura de 220°C durante 60 minutos.
Se presenta en unidades 500g, l kg y 2Kg, sin ningún envasado específico que lo proteja.

aspectos económicos:
La Hogaza se elabora en todas las panaderías de la Alcarria, donde tienen gran aceptación y prestigio. En la actualidad se sigue fabricando todos los días, con la receta tradicional.

cualidades:
La Hogaza se caracteriza por un contenido graso bajo y proteico medio (para este tipo de productos).
Su contenido en carbohidratos es también elevado, por lo que resulta un producto medianamente calórico.
Pan de gran duración, pudiéndose consumir en un periodo de 5-6 días.

Cuenta con una fama reconocida, siendo un producto con una aceptación media que destaca principalmente por su aspecto externo y su color.

Tiene un sabor típico del pan, por lo que resulta de sabor y olor agradables, aunque siempre hay quien no comparte esta opinión. Se consume junto a las comidas o la merienda.

fortalezas, debilidades y oportunidades:
La Hogaza se elabora en panaderías con obrador propio "esparcidas" por toda Castilla (aunque su origen sea en León).

Su principal debilidad es su elaboración artesana en panaderías de carácter rural, con producciones reducidas.

No posee ninguna protección de calidad, aunque se encuentra catalogada y tipificada por la Junta de Castilla y León en diversas publicaciones oficiales.

humilladero

Lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos, con un pilar, una cruz o una imagen.
Se dice del “Humilladero” a un monumento con pilar o pilares de forma apuntada. Habitualmente tenían como misión ser el punto final de los Via Crucis, punto de oración para los caminantes y también eran utilizados inclusive, en ocasiones , para “degollar o castigar a los malhechores.

Es también esta curiosa contrucción, parecida a los cruceiros, teniendo algunos forma de cruz , e instalándolos en la entrada de los lugares para hacer oración.

Humilladero proviene del latín “humilde-humildad” y tenían mala fama, por hallarse en su mayoría en lugares solitarios y de ahí el carácter insultante de la frase “ llevar al humilladero”.

Hizo también a veces funciones de “rollo” de justicia, pero siempre fue un lugar devoto que se solía enclavar a la entrada y salida de los pueblos o junto a los caminos, con un solo pinar, con una cruz o con una imagen.

En Aragón han sido llamados los humilladeros “pilones o peirones”, siendo donde se castigaba con el cepo a los infractores de algunos delitos, como la caza furtiva menor, “en las tierras del Señor”

Estas cruces o pilares, tienen un significado diverso. En algunas ocasiones servían de "rollo" al que se ataba a los condenados para ser expuestos o para recibir un castigo y en otras, se colocaban en lugares donde la gente arrojaba basuras (muladares), para que dejaran de hacerlo.
En cualquier caso cuando una procesión llegaba a su altura, los hombres se arrodillaban (se humillaban)


Referencias:

En Almonacid es antiguo Humilladero, es de origen gótico, aunque está reconstruido en el siglo XVI. Se encuentra junto al camino de Zorita, algo más allá del convento de las monjas. Está formado por cuatro recios pilares que forman una cúpula apuntada, siendo de este estilo los arcos que unen entre sí dichos pilares. Este edificio no fue utilizado como aún se cree, para degollar o castigar a los malhechores, ya que tenía una misión religiosa, siendo el punto o estación final del Vía Crucis, y habiendo allí siempre un punto de oración para los caminantes.

El término Humilladero

Vamos a ver que significa el término Humilladero, cual es su significado, ya que aparece en las Actas Capitulares y Libros de Propios del Ayuntamiento desde 1600.
En el Diccionario de Esteban de Terreros, de 1787 lo define como capilla, ermita, edificio o lugar con alguna cruz o imagen, que suele estar a la entrada de los lugares para hacer oración.

El Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana de Corominas, de 1954, nos indica que proviene del latín, de humilde-humildad y que la derivación humilladero
tenía mala fama, por hallarse en un lugar solitario y de ahí el carácter insultante de la frase "llevar al humilladero", que a mi entender enlaza con la función de rollo de justicia, lugar donde se demuestra que se ha hecho justicia, como luego
veremos y no tiene mas connotación negativa que la vergüenza de poder ser reo de justicia y ser expuesto como tal y no otro sentido ligado a lugar solitario. Por último, en la edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española de 1992, se define Humilladero como lugar devoto que suele haber a la entrada o salida de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o una imagen. Perviven aun cruces de humilladero en varios pueblos de la provincia, en lo que fueron los caminos de entrada, por ejemplo en Coin, Cártama o Marbella.


El significado de esta denominación castellana, humilladero, puede provenir de ser aquel el lugar donde se castigaba con el cepo a los infractores de algunos delitos, como la caza furtiva menor, en las tierras del Señor. A pesar de las similitudes de las definiciones hay que puntualizar, como me hizo ver José Miguel Simón, colaborador habitual de la revista Oriche (de Loscos), que los humilladeros castellanos, por estar a veces cubiertos por espléndidas construcciones al modo de capillas abiertas, no tienen la misma concepción que tenemos nosotros de nuestros pilones o peirones.




Peirones Construcciones con historia
En Aragón se llama peirones a las columnas u obeliscos religiosos (en castellano denominados humilladeros o rollos). Se solían construir a un lado de los caminos, cerca de los pueblos, y sostenían una cruz (cruceros) o imagen en una o varias capillas (peirones), donde las gentes se arrodillaban o rezaban al santo o virgen a cuya advocación estaban consagrados. En Blesa se usa el término pilón, que muy bien puede ser una corrupción del término peirón, aunque ninguno de los dos está recogido en el Diccionario de la Lengua Española con este sentido.

La finalidad de la construcción de los antiguos pilones tenía carácter religioso o supersticioso, pues unían al sentido del lugar donde realizar rogativas o dar gracias, el de hito simbólico que protegía al pueblo y sus gentes guardando los caminos de acceso. También los hay conmemorativos de hechos o muertes, y también sirvieron de referencia a los caminantes en las vastas tierras. Además de las finalidades supersticioso-devocionales, hay autores que ligan su origen a la indicación de los lindes, como cruces de término, en especial si están en las afueras o en las divisorias de términos.

Son bastante comunes en los pueblos aragoneses (con predominio, al parecer, en Teruel y Zaragoza), y entre los pueblos vecinos de Blesa se encuentran en abundancia (Anadón, Rudilla, Piedrahíta, Loscos, Moneva, Moyuela, Huesa, Cortes, Plou, Josa,...).

Los peirones, también denominados pairones, son pilares o monolitos construidos en piedra o ladrillo que señalan, a la salida de una gran parte de los pueblos de Aragón -principalmente en Teruel y Zaragoza- un inicio o confluencia de caminos. Suelen terminar, en su parte superior, con una hornacina (a veces una cruz) decorada por la imagen de un santo o virgen.

Parece ser que la palabra aragonesa peirón no ha pasado al castellano, por cuanto no aparece documentada en ninguno de los diccionarios de la Lengua Española, siendo humilladero el término que le corresponde en su acepción castellana; es Covarrubias quien ya en 1611 da la clave de lo que es un peirón y el servicio que prestaba:

"HUMILLADERO”.
Cierta capillita sobre pilares y cubierta con techo, dentro de la cual está en medio, de ordinario, una cruz con la imagen de nuestro Redentor puesto en ella, o otra insignia devota de nuestra Señora o de algún santo. Y dixose assi por la devoción que tienen todos los fieles de humillarse passando por delante deste devoto lugar, comúnmente está en las entradas o salidas de los lugares al camino real o trillado. Otros humilladeros están descubiertos con cruzes de piedra sobre peañas de gradas. Y ni más ni menos nos humillamos a éstas y a las ordinarias, que suelen ser de palo, a las quales los caminantes, con más fundada religión, les arriman las piedras que los gentiles hazian quando en las encrucijadas las amontonaban al pie del padrón o piedra de la efigie de Mercurio, a do estavan esculpidas letras que declaravan para dónde yva cada uno de los caminos".

Con esta definición, podemos deducir fácilmente que los peirones eran monolitos levantados en lugares muy determinados, ahora ya de construcción, en los que antes se erigían otros más rústicos de "palo", con unas piedras amontonadas al pie, que marcaban los caminos y las encrucijadas y las gentes veneraban como altares a los dioses del lugar.

Asimismo, si seguimos consultando el Diccionario de Autoridades , ahora ya para el mismo término, nos encontramos:

"Humilladero. s.m. Lugar devoto, en el qual hai colocada alguna imagen de Christo Señor nuestro, de Nuestra Señora, de algún Santo, ú de la Santa Cruz: el qual suele estar en los caminos, o en los extremos de los Lugares. Diosele este nombre por que alli se postran los passageros para hacer oración. Lat. Devotus locus propatulus, vel vialis" (es decir, lugar devoto público, en lugar abierto, o de paso).

Veamos también lo que dice el ESPASA a este respecto:

HUMILLADERO
. (Etim.- De Humillar) m. Lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos, o en los pueblos mismos, con cruz o imagen.

HUMILLADERO
. Arqueol.

Este monumento que en Cataluña suele llamarse pedró, en Valencia peiró y en el resto de España cruz de término, consiste generalmente en unas gradas de planta circular o poligonal sobre las que se eleva un fuste rematado en nudo, macolla o capitel, que sustenta la cruz de piedra labrada en cantería.

Fue antigua costumbre en el reino de Aragón elevar cruces en conmemoración de fechas o acontecimientos, o como simples testimonios de piedad cristiana; generalmente junto a los caminos para fomentar la piedad de los viajantes, y a veces frente a monasterios y ermitas...",

es decir, que siendo una costumbre del reino de Aragón el levantar los peirones, ni tan siquiera hemos podido conservar o mantener en la lengua castellana el término peirón, frente a las voces humilladero, pedró o peiró.

Y continúa la citada obra relatando que

"no satisfechos los cristianos de la Reconquista con elevar templos, ermitas y cenobios, erigían estos humilladeros en caminos, deslindes, promontorios, calvarios y por doquier. En principio fueron sencillos monumentos y acabaron por ser verdaderas obras de arte gótico y renacentista que inmortalizaron los nombres de maestros canteros. Por desgracia, van desapareciendo al embate de los siglos y la incultura".

Desde la conquista de Daroca y su comarca en 1120, por Alfonso I el Batallador, es de suponer que ya se construían estos rústicos peirones, en los mismos lugares que ya ocupaban otros, mucho más arcaicos y que una gran parte de ellos aún perviven, incluídas las leyendas que los acompañan. No es pues de extrañar que los construídos en Valencia, tierra conquistada por los aragoneses cerca de ciento veinte años más tarde, fueran de fábrica más esmerada, de arte gótico e incluso renacentista y esté debidamente documentada su construcción, como así se dice, si continuamos leyendo, en la obra citada:

"En Tarragona y otros pueblos de Cataluña, como en algunos lugares de Aragón, y sobre todo en Valencia y Maestrazgo Castellonense perduran muchos de estos seculares monumentos, algunos de los cuales bien merecen especial mención.

La ciudad de Valencia no tuvo humilladeros o cruces de término hasta 1372. La primera que erigió fue la del camino de Barcelona (que aún se conserva), encargada a un picapedrero de San Mateo. En 1376 se construyó la cruz cubierta del camino real de Játiva, y a poco las de los caminos de Mislata, Grao y Cuenca. Todas fueron cubiertas y policromadas, y de dichos monumentos apenas quedan ya restos y vestigios".

Las definiciones para el término humilladero, como "lugar devoto que suele haber en las entradas o salidas de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o imagen", o "sitio con una cruz que suele haber a la entrada de los pueblos" , confirman la sinonimia entre peirón y humilladero.

VOX define el término humilladero, exactamente igual que lo hace la Real Academia Española; sin embargo, incluye también la voz "Peirón" como "m. Ar. Columna u obelisco con una o varias imágenes".
Finalmente es Rafael Andolz quien usa ya los dos términos pairón y peirón, de la siguiente forma:

- Pairón: "sust. masc. 2= Pilón con la imagen de algún santo o con la cruz en el límite del pueblo, ante el cual solía hacer novena y hoguera" (esta voz no figura en las ediciones anteriores).

- Peirón: "sust. masc. 1(alb) = pilar de piedra colocado a la orilla del camino con alguna imagen sagrada. 2 - (Otin) = humilladero".

Vemos, pues, que etimológicamente peirón deriva de "peiro", "Pedro" y "piedra"; así nos encontramos con las siguientes voces:

- Peirón, "linaje de los -. Familia infanzona aragonesa radicada en Zaragoza en 1639, según datos de la Real Audiencia de Aragón".

- Peiro es un "n. pr. ant. de Pedro", (9).

- Varios lugares de Galicia llevan el apelativo de Peiro.

"LOS PEIRONES “


La palabra peirón quiere decir límite. Se construían a las entradas de los pueblos, en los diferentes caminos. A veces se encuentran en puntos elevados que dominan grandes panorámicas.

Los que estaban en estos lugares estratégicos dominaban una gran extensión de tierra. De esta manera, eran muy visibles a mucha extensión de tierra. De esta manera eran muy visibles a mucha distancia y servían de orientación. Eran unas marcas para guiarse sobre todo en largos invierno, cuando la tierra estaba cubierta por la nieve durante semanas. A veces se colocaba incluso una luz para orientación en la noche.

Los peirones equivalen a los cruceros gallegos y a las cruces de término que se pueden ver en cualquier pueblo o ciudad de la Península, en las proximidades de los monasterios y otros lugares. El estilo de los peirones y la palabra misma, parece ser propio de los pueblos de Aragón.

Además de esta función de señal de orientación, tiene sobre todo un significado de carácter religioso. Están dedicados a un santo, a la Virgen, y en este lugar se celebraban algunas ceremonias religiosas como rogativas o la bendición de los términos.

ROGATIVAS

Se hacían cada año a cuatro de los peirones. La primera era el día 25 de abril, día de San Marcos. Las otras tres se hacían durante el mes de Mayo. Se iba a San Miguel, a la Virgen del Pilar y a Carragente.

La rogativa partía a la salida del sol y en ella se rezaba en latín la Letanía de los Santos. En esta letanía se hacen una serie de ruegos de carácter espiritual y otros que abarcan todas las necesidades humanas. Entre estas peticiones no podían faltar las referencias a la tierra y al cultivo de los campos, eje de toda la vida de nuestros antepasados. Así se pide al Hijo de Dios "Que te dignes dar y conservar los frutos de la tierra, te rogamos, óyenos".

Se hacían algunas otras rogativas en tiempos de grandes necesidades, epidemias y sequía. las rogativas a los peirones dejaron de celebrarse hacia 1965.

ESTRUCTURA DE UN PEIRON

Suelen tener cuatro partes: el Pie o base, el Pilar o cuerpo principal, la Cabecera y el Tejado.

El Pie está formado normalmente por tres escaleras o gradas de piedra, a veces una sola, por los cuatro costados.

El Pilar es la parte más alta. En los antiguos está construido con piedras talladas o irregulares y argamasa de cal. También se empleó el ladrillo a cara vista o enlucido. En el caso de Tornos, todos son de base cuadrada, en otros lugares puede ser también rectangular o circular.

La Cabecera es la parte donde se encuentra la urna del Santo o Virgen a quien el peirón está dedicado. Suele ser de ladrillo y separada del Pilar y del Tejado por aleros o salientes de ladrillo.

El tejado en forma de pirámide, a cuatro vertientes, se remata con una cruz de forja.


Denominaciones y definiciones
La palabra “pairón” o “peirón”, según Julián Fuertes Marcuello, “es de origen griego y significa 'límite'”2. Este autor localizó también la siguiente definición: “Provincialismo de Aragón (humilladero). Pilar con lápidas a veces o inscripciones conme-morativas, con cruces y pequeñas imágenes, que se hallan a la entrada de los pueblos y a la vera de los caminos”. En el diccionario de voces aragonesas de Jerónimo Borao se recoge la siguiente acepción: “Columna u obelisco que contiene alguna imagen y que se halla únicamente a la entrada de las aldeas: llámase también
pairón”

Definición que se aproxima a la dada en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE) cuando define humilladero como “lugar devoto que suele haber junto a las entradas o salidas de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o imagen”.

Definición que se ajusta perfectamente a lo que en Aragón se denomina peirón, aunque en este último caso no se define su forma concreta, pudiendo pues asimilar la definición de humilladero con lo que entendemos por peirón.

Pero la definición que hace Juan Francisco Esteban Lorente de humilladero aquilata bastante más lo que se conoce con ese nombre en Aragón:

“Construcción, a modo de quiosco o baldaquino, abierto por todos sus lados, que sirvió para albergar la picota o rollo, que se emplazaba junto al camino principal, alejado de los núcleos de población (...) por encerrar la picota en su centro, en él se ejecutaban las penas civiles de muerte y azotes, se exponían en las 'horcas' de picota las cabezas de los ajusticiados, y además se cumplían otras penas de infamia de sentido pseudorreligioso”.

En este sentido sería la presencia de la picota lo que definiría al humilladero aragonés.
Ateniéndonos a esta definición más restrictiva, a la hora de hablar del peirón de la cruz cubierta de Visiedo, preferiré en este caso no llamarlo humilladero, pues no me consta que en origen poseyera una picota o un rollo.

Mientras que si nos atenemos a la definición del DRAE cualquiera de los peirones de Visiedo podría denominarse humilladero.

A vueltas con el diccionario, cabe recordar como en la comarca del Jiloca no es extraño oír, refiriéndose a alquien que está parado o quieto en medio en lugar cuando debería estar haciendo algo, el reproche: “No estés ahí plantao como un peirón”.

En el DRAE el verbo pairar, procedente del occitano antiguo, se equivale a “estar quieta la nave con las velas tendidas y largas las escotas”, la cursiva es mía.
Una vez esbozados estos conceptos teóricos cuando nos movemos en el trabajo de campo vemos que la realidad cotidiana con la que nos encontramos es más pluriforme.
Así en Visiedo a algunos peirones se les denomina pilones y a otros peirones, sin que su forma influya a la hora de calificarlos. La razón de la distinta denominación quizás se establezca por la calidad de los peirones, pues mientras que a los de carácter más popular se les denomina pilones a los de mayor entidad arquitectónica se les denomina peirones.

En el presente artículo se mantendrá la denominación que las gentes de Visiedo les dan a cada uno de los peirones.

EL ORIGEN DE LOS PEIRONES

No es exagerado decir que los antecedentes más remotos de los peirones se podrían remontar hasta los mismos orígenes de la humanidad. El hombre siempre ha tenido la necesidad de humanizar el entorno que le rodea, de establecer unos hitos que impriman un orden al paisaje para hacerlo reconocible, para jerarquizarlo, delimitando así su área, su centro, su entorno.

La abundancia de cruceiros en Galicia y Bretaña siempre ha sido explicada como una pervivencia del mundo celta. Con la llegada del cristianismo los lugares, que habían sido considerados especiales, donde según las tradiciones anteriores se manifestaba la presencia suprahumana, fueron cristianizados con la construcción de ermitas o cruceiros.

Un antecedente más cercano son las aras romanas que se alzaban junto a las calzadas, de este modo aquel que se desplazaba por ellas podía realizar sacrificios en honor de los dioses, encomendándose a su protección. Luego estos lugares serían cristianizados. En el Museo de Pontevedra se conservan tres ejemplares de miliarios romanos, de los que Castelao sospecha que fueron coronados por cruces.

Alguna historia tradicional remonta el origen de los peirones a “los albores de la Reconquista”. Según esta teoría, conforme los pueblos eran tomados a los musulmanes se levantaban los peirones como símbolo de que el pueblo había pasado a poder cristiano. Aún sin negarle su posible verosimilitud, lo cierto es que no se conoce ningún peirón que halla sido datado en el siglo XII ni documento alguno que ratifique esta versión.

La difusión de los cruceiros y peirones aparece muy vinculada a la labor de las ordenes mendicantes, franciscanos y dominicos. En Visiedo no puede ser olvidada la presencia del venerable Pedro Selleras. Este padre franciscano, que había acudido a esta localidad a predicar la Santa Cuaresma, murió en olor de santidad el día 28 de febrero de 1622 en la casa que el procurador general de la Comunidad de Teruel tenía en Visiedo. Por ello en la iglesia de Visiedo se conserva un brazo del venerable padre franciscano. La fuerte impronta franciscana se ve reflejada en las advocaciones de algunos peirones como el del santo franciscano San Antonio de Padua o el mismo peirón de San Francisco(?). Por otro lado, la advocación del peirón de la Virgen del Rosario podría indicar la posible presencia de predicadores dominicos8.

FUNCIONES DE LOS PEIRONES
Ya he comentado la necesidad que ha sentido el hombre de establecer unos hitos en el paisaje con el fin de ordenarlo y jerarquizarlo. Esta función en muchos pueblos aragoneses la desempeñan los peirones, los cuales a la vez que sirven de referencia especial santifican el lugar que ocupan. En Visiedo la mayoría de los peirones dan nombre a las calles en las que se encuentran (Santa María, Rosario, Pilar, Desamparados, Peirón cubierto) así como a algunas partidas (los Santicos) .

Esta doble funcionalidad, al servir por un lado de marca espacial y por otro de lugar devocional, constituye la esencia de los peirones, imbricándose la una con la otra hasta el punto de que resulta muy difícil separarlas.

Habitualmente se sitúan a la entrada o salida de las poblaciones, junto a los caminos hacia las poblaciones circundantes, sirviendo de indicación del camino. Por ejemplo quien quisiera ir desde Visiedo a Perales debería seguir el camino junto al peirón de la Cruz Cubierta, a Alfambra el camino junto a los peirones de la Virgen del Pilar y más adelante encontrará el de San Antonio Abad, a Rillo siguiendo el camino que parte del peirón de la Virgen de los Desamparados, encontrando después el de San Isidro o en el camino a Fuentes aparece el de San Abdón y San Senén.
El caminante que por esos caminos se acercara a Visiedo al divisar los peirones sabría que se hallaba cerca de su destino. Pero junto a esta innegable función orientativa, estos peirones junto a la entrada de los pueblos para algunos también “simbolizan la fe cristiana de los mismos y se estimaban como una bendición de Dios y de saludo al caminante que llegaba, dándole a entender que se encontraba en tierra sagrada”.

Si nos fijamos en la orientación hacia donde se abren las capillas de los peirones de Visiedo, casi siempre lo hacen hacia el casco urbano o el camino, ésta parece indicarnos que a quien bendencían estos peirones no era tanto al que llegaba como al que salía de la población, que al partir de su conocido y seguro ambiente podía encomendarse al santo del peirón para que le protegiera en su camino o en sus faenas. Es algo semejante a la acción de santiguarse al inicio de un viaje que aún hoy es habitual entre los algunos creyentes.

Una vez iniciado el camino, a lo largo del trayecto un punto de especial importancia eran los cruces, donde uno podía perderse de no tomar la bifurcación adecuada.

Por ello los cruces y bifurcaciones de caminos son otro de los habituales lugares donde se sitúan los peirones. En Visiedo los peirones de los Mozos, de la Virgen del Castillo, el nuevo de San Cristobal se encontraban en cruces o bifurcaciones del camino. Pero los cruces de caminos o donde el camino se cruza con un río son lugares que poseen también un aspecto más trascendente, “es un lugar de encuentro entre los habitantes de los dos aspectos del mundo, lo visible y lo invisible. Es el centro del universo-aldea, los habitantes del otro mundo habitan en el espacio no urbano y los vivos en la aldea, y en la «encrucillada» se encuentran”.

En el mundo celta en los cruces “se veneraban a las diosas madres protectoras de la fertilidad de los campos”
.
Otros peirones por su estratégica situación se constituían en importantes referencias, situados en cerros dominando un vasto panorama eran visibles desde puntos bastantes alejados, sirviendo de referencia incluso cuando las fuertes nevadas hubieran borrado todos los caminos. En algunas ocasiones estos elementos eran únicamente orientativos como en el caso del pilón de Las Parras del Martín, en otros como en el peirón de San Cristóbal de Visiedo, han sido santificados, extendiendo la bendición del santo a todos los lugares desde donde fuera divisado.

Otros elementos donde el aspecto devocional y su función señalizadora conviven, son las velas o candelas que se ofrecían en algunos peirones, pues la luz de estas ofrendas devocionales podía servir de guía a los caminantes perdidos en la noche.

Los peirones poseen un marcado carácter conmemorativo, siendo, en algunos casos, una ofrenda para recordar una gracia concedida por el santo al que se le dedica.
En algunas localidades, como en El Pedregal (Guadalajara), se conocen quienes construyeron cada uno de los peirones.

Algunos se levantan para recordar una muerte, como el peirón dedicado en Camañas a Saturnio Benedicto, muerto en 1940 al explotarle una bomba. En Visiedo el peirón de San Cristóbal (nuevo), situado en el camino hacia la ermita de Santa Ana, aunque no conste en el mismo peirón, se construyó en recuerdo de Fermín Fernández, desaparecido en la guerra civil. Un fenómeno parecido son las cruces que hasta no hace mucho se levantaban junto a la carretera para recordar alguna muerte acaecida en esos lugares.

Un viajero inglés que a finales del siglo XVIII pasó por la zona de Daroca y Used señalaba como aquellos caminos no eran muy seguros pues en sus márgenes se encontraban multitud de lo que él consideró cruces de los asesinados en esos lugares. Quizás algunas de esas cruces que el viajero supuso fruto de truculentos crímenes se podían tratar en realidad de peirones.

También pueden ocupar el lugar de antiguas ermitas desaparecidas. En Visiedo el origen del peirón de San Cristóbal del cerro está relacionado con la existencia de una ermita dedicada a ese santo que se hallaba en el camino hacia Rillo, al igual que el peirón de Santa María indica el lugar que ocupaba la desaparecida ermita de Nuestra Señora de los Ángeles. Como lugar equivalente a las ermitas eran el marco donde serealizaban rogativas y otras ceremonias religiosas. Estas rogativas debían seguir un ciclo litúrgico pues en otras localidades se realizaban también en las mismas fechas.

Tres días antes de Santa Cruz (tres de mayo) se iba en rogativa al peirón de la Cruz Cubierta, y ese día se realizaba la bendición de los campos. Algunas informaciones indican que las rogativas del 3 de mayo también se hicieron en algún momento en los peirones de San Antonio Abad y de San Isidro. La bendición de los campos en la actualidad se hace ante el peirón de San Isidro el 15 de mayo. En los tres días previos a la Ascensión se celebraba la rogativa ante el peirón de los Santos de la Piedra. Los nueve días previos al 13 de junio se realizaba una novena ante el peirón de San Antonio de Padua. Otros peirones tenían un papel dentro de las procesiones.

Al bajar de la ermita de Santa Bárbara se canta ante el peirón la Virgen del Castillo una salve. Antes en la procesión del Corpus se llegaba hasta el peirón de Santa María, y en la de Viernes Santo hasta el peirón de San Francisco, también, llamado del Calvario, haciendo un alto ante el peirón de San Ramón; el día 7 de octubre se hacía procesión hasta el de la Virgen del Rosario y el día del Pilar se va hasta el peirón de esta advocación y se canta una salve.

Entre las devociones de los peirones de Visiedo aparecen los tradicionales santos protectores de la agricultura como San Abdón y San Senén o San Isidro, los dos San Antonio (de Padua y Abad), dos dedicados a San Cristóbal y otros a San Francisco y San Ramón. La Virgen bajo distintas advocaciones, (del Rosario, del Castillo, del Pilar, de Santa María y de los Desamparados) copa el resto de los peirones.

Los gozos y las coplas que se les cantan a los Santos de la Piedra, San Abdón y San Senén, sirven para ilustrar cuáles eran las preocupaciones de las gentes de Visiedo: se comienza pidiendo el agua, pero se solicita que sea menuda, luego se solicita la protección de los campos, para pasar a narrar la vida de los santos y su papel como abogados de Visiedo, después se pide protección ante
las tormentas y el granizo, para concluir finalmente con la despedida. Quien vivió en Visiedo la tormenta del pasado 18 de julio o contemple el peirón de San Francisco afectado por un rayo, no necesitará mucho más para entender la devoción que en esta localidad se profesa a los Santos de la Piedra y a Santa Bárbara.
Si deseas complementar esta información de los humilladeros, paseando por las picotas o rollos de los pueblos de la Alcarria... no dudes en pasar por este vínculo de uno de los artículos del blog de "Mi Alcarria" ... Seguro te gustará. Pulsa en esta referencia:

picota

Antiguamente,columna de piedra o ladrillo que había a la entrada de algunos lugares y donde se exponían las cabezas de los ajusticiados,o los reos,a la vergüenza pública.
Parte superior de una torre o montaña.
Especie de cereza muy oscura y carnosa.
poner en la picota loc. Descubrir o señalar públicamente los defectos o faltas de alguien o de algo:la oposición puso al alcalde en la picota.

resol

Reverberación o reflejo del sol:el resol me molesta mucho en los ojos.
Luz y calor provocados por la reverberación del sol:con este resol apetece bañarse.

alacena



Hueco hecho en la pared, con puertas y anaqueles, a modo de armario:las latas de conserva se guardan en el primer estante de la alacena.


*sus raíces están en la palabra "almacén" que proviene del árabe:


(Del ár. hisp. alẖazána, y este del ár. clás. ẖizānah).
Del árabe مخزن “mahzan” - “tienda, negocio, depósito” (con artículo ألمخزن “al-mahzan”) proveniente de verbo خزن “hazana” que signfica “guardar, proteger”.


De este verbo también proviene la palabra árabe خزانة “hizana” - “armario” que dió origen a la palabra castellana “alacena” de ألخزانة “al-hizana”.


Al italiano pasó como “magazzino” (del plural que es مخازن “mahazin”) que luego fue tomado en francés como “magasin” y luego en inglés como “magazine”, donde cambió su significado a “revista”.


La palabra fue reimportada del inglés para terminar como nuestra palabra actual de “magacín”


Para amenizar esta descripción, y recordar poéticamente a este rincón tan especial de las casas de nuestros mayores, os publico este soneto:



Vaho en el cristal de la negra alacena
donde germinan las máscaras líquidas
de los sueños, sombras de alas ávidas,
palabras bóvedas de alguna almena.

Allí me aguardas oscura colmena
abierta al filo de mil lenguas ácidas,
rincón de las serpientes desmentidas,
néctar moreno de cálida vena.

Mi tacto empañado hurga en la memoria
el perfil cóncavo de aquella infancia,
primera sed, húmeda alegoría,

abril ciego de auroras, fértil ansia
donde derramó mi sangre aleatoria
sus pétalos sin flor y su fragancia.

Poema escrito por " Cantúa "

...

He aquí la regla de oro, el secreto del orden:
Tener un sitio para cada cosa
Y tener
Cada cosa en su sitio. Así arreglé micasa
Impecable anaquel el de los libros:
Un apartado para las novelas,
Otro para el ensayo
Y la poesía en todo lo demás

Si abres una alacena huele a espliego
Y no confudirás los manteles de lino
Con los que se usan cotidianamente.

Y hay también la vajilla de la gran ocasión
Y la otra que se usa, se rompre, se repone
Y nunca está completa.
La ropa en su cajón correspondiente.

Y los muebles guardando las distancias
Y la composición que los hace armoniosos.
Naturalmente que la superficie (de lo que sea) está pulida y limpia

Y es también natural
Que el polvo no se esconda en los rincones.

Pero hay algunas cosas
Que provisionalmente coloqueé aquí y allá
O que eché en el lugar de los trebejos.
Algunas cosas. Por ejemplo, un llanto
Que no se lloró nunca;
Una nostalgia de que me distraje
Un dolor, un dolor del que se borró el nombre
Un juramento no cumplido, un ansia.

Que se desvaneció como el perfume
De un frasco mal cerrado
Y retazos de tiempo perdido en cualquier parte
Esto me desazona. Siempre digo: mañana…
Y luego olvido… y muestro a las visitas,
Orgullosa, una sala en la que resplandece
La regla de oro que me dio mi madre.

restacado de "De poesía no eres tú " (Rosario Castellanos)

alforja

Tira de tela fuerte que se dobla por los extremos formando dos bolsas grandes y cuadradas, que sirve para transportar una carga al hombro o a lomos de las caballerías. Más en pl.:alforjas del campesino, del caballo, de piel.

alcoba

Aposento destinado para dormir:se retiró a su alcoba.



Al topónimo Alcoba, de origen árabe, se le atribuyen varios significados dependiendo del autor, siendo uno de ellos el de torre o cubo. Así Palacios lo traduce por la cúpula; F. Cañes (1787) asocia Alcoba con Al Kobba, cuarto abovedado, y en latín cubículum. Gillermo García indica un significado de aljibe (tinaja, cueva, cubículo, cuba), capilla (cripta) o torre (Alcoba de la Torre = Torre de la Torre, duplicidad bastante común en los topónimos de origen árabe).

En las casas de la Alcarria, se solían disponer en el sitio de la casa "más caliente" (normalmente en el primer piso) justo encima de la cocina, para aprovechar los "tiros" de la salida de humos del "hogar". Además si estaba también ajena a los ruidos y a el exceso de luz , también eran aspectos de agradecer para escoger el lugar donde construirla. Por tanto es el cuarto más apetecible para descansar de verdad a pierna suelta. !Los alcarreños somos por lo general, gente humilde y trabajadora... pero no tontos!



NOCTURNO DE LA ALCOBA

La muerte toma siempre la forma de la alcoba
que nos contiene.
Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa,
se pliega en las cortinas en que anida la sombra,
es dura en el espejo y tensa y congelada,
profunda en las almohadas y, en las sábanas, blanca.
Los dos sabemos que la muerte toma
la forma de la alcoba, y que en la alcoba
es el espacio frío que levanta
entre los dos en muro, un cristal, un silencio.
Entonces sólo yo sé que la muerte
es el hueco que dejas en el lecho
cuando de pronto y sin razón alguna
te incorporas o te pones de pie.
Y es el ruido de hojas calcinadas
que hacen tus pies desnudos al hundirse en la
alfombra.
Y es el sudor que moja nuestros muslos
que se abrazan y luchan y que, luego, se rinden.
Y es la frase que dejas caer, interrumpida.
Y la pregunta mía que no oyes,
que no comprendes o que no respondes.
Y el silencio que cae y te sepulta
cuando velo tu sueño y lo interrogo.
Y solo, sólo, yo sé que la muerte
es tu palabra trunca, tus gemidos ajenos
y tus involuntarios movimientos oscuros
cuando en el sueño luchas con el ángel del sueño.
La muerte es todo esto y más que nos circunda,
y nos une y separa alternativamente,
que nos deja confusos, atónitos, suspensos,
con una herida que no mana sangre.
Entonces, sólo entonces, los dos solos, sabemos
que no el amor sino la oscura muerte
nos precipita a vernos cara a los ojos,
y a unirnos y a estrecharnos, más que solos y
náufragos,
todavía más, y cada vez más, todavía.

por Xavier Villaurrutia

gavillas



Se denomina "gavilla" a un "haz de sarmientos". También se le denomina así a las mieses. ejemplo: "los campesinos recogían las gavillas de cereal."
Existe además otro sentido en la Alcarria al término "gavillas" y es cuando se refiere a un grupo de muchas personas, generalmente mal consideradas: ejemplo: ¡menuda gavilla de vagos!, en lugar de indicar "menuda pandilla de vagos"

...

la Alcarria y La Rioja, están muy unidas en su vocabulario, máxime cuando son términos agrónomos, como este:

comprobarlo en esta noticia:

Una firma logra introducir con éxito gavillas de sarmiento cilíndricas en Rioja Alavesa
bodegas y restaurantes que ofrecen carnes asadas con este tipo de leña son los principales clientes-

LA GUARDIA.- En las últimas semanas, en Rioja Alavesa han comenzado a aparecer en restaurantes y bodegas unas singulares gavillas de sarmientos que se diferencias de las tradicionales por ser más grandes, más pesadas... y cilíndricas. Con ellas se ha terminado casi la tradicional imagen de la furgoneta o el remolque transportando, de pueblo en pueblo, gavillas que se enredaban unas con otras; sin tratar, con lo que pronto aparecían los insectos barrenadores o con los problemas de abastecimiento en algunas épocas del año.

.... Unos días después, Iruzubieta encontró en Internet una máquina empacadora, de pequeño tamaño, que trabaja enganchada a un tractor, y que podría ser utilizada para empacar gavillas de sarmientos. Entonces, viajaron a Zaragoza y se la llevaron hasta Tricio.

Los comienzos fueron complicados, porque "a los agricultores les costaba cambiar el chip de las gavillas tradicionales y, al verlas tan voluminosas, pensaban que no arderían bien", relatan. Pero cuando comenzaron a utilizarse, el proyecto se convirtió en un rentable negocio que ahora cuenta con una alta demanda.
...

La máquina, lo que hace es recoger los sarmientos del suelo, enrollándolos con una malla que es biodegradable, de las que se utilizan en hostelería, que no da sabor ni olor y, además, se pueden dividir en trozos más pequeños con una motosierra. Después, ya en el almacén, se las somete a un tratamiento para que no sean atacados por los insectos barrenadores que las dejan huecas por dentro. Y es que, Gavillas de La Rioja, que es como denominan a su empresa, pueden ser tan grandes que llegan a pesar 35 kilos, que equivalen a tres paquetes de sarmientos de los tradicionales, o ser más pequeñas -a gusto del cliente-, de sólo 15 kilos.

...
El negocio ha sido tan bien acogido en toda la comarca vitivinícola, que la firma ya cuenta con distribuidores en Logroño, Pamplona, Burgos y en varias localidades de Bizkaia, aunque es en la zona de Rioja Alavesa donde comercializan más camiones y lo hacen ellos directamente. Porque, de vender los restos de la poda a los amigos han pasado a enviar trailers de 570 gavillas a muchos lugares del norte del Estado.

Artículo de Pablo José Pérez, publicado en www.noticiasdealava.com

….

En la poesía, lógicamente tampoco podría faltar esta palabra tan sonora y agradable.





LA PAJITA

Ésta que era una niña de cera;
pero no era una niña de cera,
era una gavilla parada en la era.
Pero no era una gavilla
sino la flor tiesa de la maravilla.
Tampoco era la flor sino que era
un rayito de sol pegado a la vidriera.
No era un rayito de sol siquiera:
una pajita dentro de mis ojitos era.

¡Alléguense a mirar cómo he perdido entera,
en este lagrimón, mi fiesta verdadera!




@ Gabriela Mistral

barbecho

Tierra que no se siembra durante uno o más años. (acción de "barbechar")




En Agricultura, se denomina "barbecho" al conjunto de labores que se dan a la tierra mientras descansa entre dos cosechas consecutivas. Consta, generalmente, de una labor profunda inmediata al levantamiento de la cosecha anterior, y de varias labores más o menos superficiales que permiten que la tierra se meteorice en profundidad, que mejore su estructura física y que se solubilicen los diversos nutrientes que lleva en forma insoluble, para convertirlos en asimilables por las plantas. Estas labores sirven asimismo para mantener la tierra libre de malas hierbas, y para favorecer los procesos biológicos que se desarrollan en la misma.



En definitiva, las labores de barbecho ayudan a mantener la tierra en alto grado de fertilidad y la preparan para la nueva siembra.

Los barbechos se practican tanto en el regadío como en el secano; los de regadío se realizan durante tres a cinco meses, o sea lo que dure el invierno, mientras que los de secano se extienden, a su vez, a más de un año, o sea entre la recogida del cereal en el mes de junio o julio y la siembra del nuevo en octubre o noviembre del año próximo.


Los barbechos se dividen en blancos o desnudos y verdes o semillados.



Se llaman blancos o desnudos cuando el sistema se limita a las labores, y se llaman verdes o semillados cuando sobre la tierra preparada con las labores de barbecho se siembra alguna planta mejorante del suelo, comúnmente una leguminosa anual que, además de mantener las ventajas del barbecho propiamente dicho, proporciona una cosecha adicional, generalmente de forraje.



Una representación genuina del barbecho en blanco es el sistema de «año y vez», que se practica extensamente en el secano de Aragón y también en nuestra Alcarria, en que el barbecho desnudo se alterna con el cultivo del cereal.



La representación del barbecho semillado se encuadra, por su parte, dentro del nuevo sistema de alternativa que se denomina «año y veza», en que se alterna el cultivo del cereal con el de una leguminosa anual tipo veza, yeros, almorta, etc. Este último sistema de barbecho, hoy día ya bastante experimentado en diversos centros de investigación agraria, y practicado por algunos agricultores, puede conducir hacia una auténtica revolución en la agricultura de secano y aun de regadío, donde el improductivo barbecho en blanco ocupa todavía grandes extensiones de terreno de labor.



El empleo de maquinaria, permite dar labores más profundas, y también con la ayuda de los fertilizantes minerales, se consigue desaparecer la necesidad del barbecho en zonas no marginales, siempre que existan en la explotación medios mecánicos suficientes y en el suelo bastante humedad para la preparación del terreno en el tiempo que va desde la recolección a la siembra siguiente.



El empleo de variedades del ciclo corto (siembra de primavera) elimina este problema en comarcas con pluviometría superior a la media regional o en zonas altas (por ejemplo en el Alto Tajo de Guadalajara y en zonas altas de Teruel).


En las zonas de la Alcarria en las que la rentabilidad de un abonado medio sea cuestionable ( zonas altas marginales ) se presentan dudas sobre la conveniencia del barbecho. La práctica demuestra una reducción de la producción anual con un cultivo continuado, y en los casos en que el margen neto por unidad de superficie sea pequeño (bajas producciones) sería necesaria una experimentación amplia para tener un criterio económico objetivo sobre el cultivo continuo, año y vez, barbecho semillado, etc. El incremento del precio de los fertilizantes ha de ser un factor decisivo en la superficie no cultivada todos los años.



Ahora durante el 2007/2008 las fincas que tengo en la vega de Budia, están en barbecho esperando una nueva cosecha. Os publicaré en este apartado unas fotografías de ellas para que veais una tierra en barbecho - me acercaré este mes para verlas y aprovecharé para sacar unas imágenes para vosotros-.

...
Perseverancia
No vuelvo la vista atrás.
Persigo un rastro de luz que se me escapa.
Pero al mismo tiempo siento que ya es mío,
que está aquí: dentro...
Y sigo perseverando en mi vida,
en su tribulacióny en sus largos silencios...
La luz, ese rastro naranja de polvo,
esos campos de tu alma en barbecho
y ese tono infinito del trigo.
@Guillermo Urbizu